martes, 22 de abril de 2008

Empedernidos de la gambeta



(Texto publicado en la revista El Superclásico de San Juan en el 2007. Aquí modificado parcialmente).



No hay placer más grande en el fútbol que ingresar al barro del potrero y gambetear hacia adelante, dejar atrás las barreras, pasar sin permiso al rectángulo mayor, eludir a la desidia, quedar frente a frente con el arquero y, llegando al área 18, romper las redes de una tarde autoritaria y falaz, quemarse la garganta con un grito efímero, correr hacia el sector del córner, colgar la camiseta en el banderín y después..... sentirse Maradona en el '86..... hasta que el viento borre el instante y la rutina vuelva a su grilla de partida.....


La regularidad, el equilibrio, la firmeza puesta a cumplir con los esquemas enseñados y aprendidos desde los años de infancia son las singularidades comunes donde se trabaja y se cumple con un rutinario submundo del habitat en que cada ser humano se desempeña. Pero hay otros rasgos en una minoría. Y quién sabe porqué, pero es un grupo pequeño de elegidos que vuelcan el mundo a su magia y son los artífices de que la vida ser torne un juego. En el fútbol como en la vida existen los que se salen del libreto, aquellos que, aunque se sacrifican igual que los demás en cada entrenamiento, poseen, sin embargo, una luz propia a la hora de tratar la redonda entre sus pies. Estos seres distintos, capaces de hacer que se le piante un lagrimón de alegría al hincha más fanático, idolatrados por su hinchada, aborrecidos por los contrarios, pero inmersos en su diversión no son ni más ni menos que los dueños del poder irreductible del termómetro roto que cambia los destinos de un partido en el momento menos esperado.

Son los descamisados, los que no se sujetan demasiado a planes previos, sino que dejan rodar el balón entre sus pies y dibujan con el estigma de ser los Picassos de este mundo redondo, jugadas ininteligibles para muchos, pero vistosas y estéticamente adoradas por todos. En un segundo, tal vez en una milésima de segundo, estos jugadores de galera y bastón diseñan lo impredecible, corren en zig zag, viborean entre piernas robustas, le escapan a las zancadillas, sacan algún estiletazo quirúrgico, y cambian los destinos de un partido.

Es difícil saber qué pasa por la mente de estos inadaptados al esquema táctico de cada domingo, cuando se deciden a comandar el juego, a romper con el orden establecido de un partido monótono o de un pésimo partido, para convertirlo en el diván de la picardía y el talento. Nadie sabe, ni sabrá jamás porqué esos dotes de genio se posaron en los cracks del momento y son, sin dudas, los jugadores más reconocidos cuando los años pasan y ya sus estirpes de magos dejan la verde gramilla para mirar desde la platea la creación de otros como ellos que suplantan sus actuaciones. Es raro, pero la mayoría de los habilidosos caen alguna vez en algún pozo de oscuridad futbolística, cuando las cosas no se le dan, cuando la racha es la peor enemiga de sus tiempos. Sin embargo, para esto puede haber una explicación. Y ya que en los artistas se habla de crisis creativas, porqué no disponer los mismos términos para calificar cuando por algún momento de la carrera futbolística de estos genios el fuego se apaga, y por un instante se ven atrapados en un vaivén de críticas. Pero, y exponiéndome a ser comidilla de quienes demonizan el deporte como expresión artística de los pueblos, dejenme decir que para mí estos maestros de la rapidez mental y del dibujo permanente de una realidad distinta dentro de las canchas, estos mismos hombres son verdaderos artistas de algo inexplicable para algunos, pero sentido por muchos: la emoción cuando un jugadón termina inflándonos las venas a puro grito de gol. Y sólo voy exponer un ejemplo estético: cuando Argentina le ganaba por 6 a 0 en el mundial de Alemania a Serbia y Montenegro...... ¿a quién no se le cayó un lagrimón viendo a Messi, Tevez, Riquelme dejar pasmados a sus rivales? Claro, entiendo, no todos van a estar de acuerdo con esto, pero estoy seguro que a más de uno se le hierve la piel cada fin de semana, simplemente cuando..... ven a un crack agarrar la pluma, el pincel, tomar el barro para alguna artesanía, y dejar que todo el fútbol fluya por sus pies, que todo pase sin escatimar consecuencias, inspirados tal vez por algún lado desconocido del ser humano, inspirados solamente en su propia desfachatez y poco almidonada visión de la vida. Y en San Juan hay muchos cracks, muchos genios, a los que, creo, ya es hora de que le demos su merecido y bien ganado lugar de..... poetas de la gramilla verde.....


PABLO ZAMA.


2 comentarios:

Sergio Rios dijo...

PPPPPPaaaaaaaaabbbbbbbbbbllllllloooooooooo!!!!!!!!! ZZZZZZZZAAAAAAAAMMMMMMMAAAAAAAA!!
Acá doy otro signo de vida! y mando en breve escrito para las perversas mentes de aquéllos pagos!!!! Y en breve pego la vuelta....porque una vez dije "me voy pero pego la vuelta"...pero de verdad...Abrazos y estoy en contacto con ustedes y conmigo!

Pablo Zama dijo...

Muy bien Sopen!! esperamos su escrito. Así como también esperamos sus ideas para la revista Pervertida Psiquis para que..... volvamos a ser los de aquel 2003 tan y no tan distante, para volver a creer en que esta locura literaria alternativa puede ir por mejores carriles aún.


Un abrazo! y lo esperamos por Presidio Oeste.

Pablo Zama.