sábado, 28 de junio de 2008

Ya casi no pregunto



Desde la penumbra


Cada vez que quiero escribir, en el andén de la miseria que se escapa por los poros cuando me doy cuenta que hay poco para decir, atropello mis ganas con la desidia que hay en el entorno.


Si un vómito de existencia quiso que mis pies cavilen por la mediocridad igual que muchos entonces el pasado hizo poco para cambiar este presente. Y muchas veces la inspiración juega una mala pasada, un partido aparte, lejos de ese córner que vacila entre ser la última bola de la noche o el murallón del infinito. El tiempo se para o yo lo paro para ver y jugar con mis sienes, tratando de entender la normal de esta construcción que parece, a rayos, insignificante, realidad irrealizable. Deslizo el último apéndice de tinta, mi lapicera empieza a dormir en lo irrecuperable, pero la hoja, vacía, tiene mucho para decirme todavía. Miro a esa mujer aparecer otra vez, su escote, su puta manera de caminar por su propia fisura de humanidad. Y pienso que la estoy construyendo a gusto y paladar. La hoja proporciona la claridad que no tengo. Prefiero el caos, sin embargo. Ese caos creativo, esa pura subyugación de mi organismo que cae y rebota contra los papeles, mientras la tinta está seca y el vino se terminó.


Afuera, en ese afuera que casi no percibo, y que poco puedo entender, hay migajas de consciencias suturando sus propias inacciones. Me quedo a conversar con un ciruja, me pierdo en el anonimato de los sinrostro, un número inaquilatado, frío de estadísticas omitivas. Vomito sobre la vereda, el ciruja es casi un hermano. Para esa hora ya estoy creyendo en la libertad. Toco el aire, lo percibo y lo arrojo. Tomo y exhalo. Miro a esa mujer, pienso en la libertad. Pienso en la vida en libertad. Pienso en la libertad de vivir. Pienso en que la libertad es una mierda.


En el sumario de mis papeles que se sacuden hacia un sol que poco soporto hay algo de espectacularidad en los movimientos, justamente, de mis letras, que se derriten en medio de tan poca luz. Corro el peligro por recorrerlo todo y viajo adonde quiero, como si querer, esa imaginación de viaje, fuera de mi propiedad. Tengo la imaginación regalada a los perros callejeros, a un útero que expulsa sus posibilidades. Y creo que desde que nací sueño, pero tal vez estuve dormido todo este tiempo. Me levanto ante este aire que sé que es de propiedad de otro. Prendo un retrovisor a medida y el espejo de enfrente me disuade. No tomo el arma, es un suicidio poco creativo, según dijo un experto en matar a otros. Y, tal vez, sacudirse un poco de tanta irrelevancia existencial sea tan sólo la posibilidad de poder comer del plato vecino. La abundancia oprime y corrompe a veces. Esa misma abundancia que me esquiva. Pero este optimismo justo progre que siento se va a dormir después del noticiero.


No me justifico por escribir. Tampoco me inquieta la razón de creer haber jugado en todas las lides (aunque no lo hice en casi ninguna), sin haber conocido, al menos por una vez, la derrota. Sin caídas no hay grandes cimas. Sin la locura de querer vencer ese miedo no debe existir, por tanto, mi reloj. Puedo escuchar miles de sonidos distintos en un segundo infinito, pero también puedo perder toda noción de esos sonidos, padeciendo de la selectividad de mi oído que me hace cada vez menos hábil, un ser humano epidérmico. Y pensar que mientras camino, mientras arrugo estas hojas, estoy pensando en la trascendencia. Tal vez algún día entienda que no nacimos para ser sino para parecer. Un rapto de escepticismo creciente, pero a la vez ciclotímico. Tal vez necesario para colgar un cuadro de mierda en una habitación de mierda. Es probable que mire esa pared como antes y es muy probable también que al mirar esa pared ya no esté mirando lo mismo. Escribo, es de noche, creo que no dejo huella sobre esta plancha blanca que me atrae. A la madrugada todo se ve mejor, hay más claridad, en medio de la obscuridad. Por eso convoco a ese ciruja. Camino por el costado de la calle, por el sector en donde no debo. Por mi garganta la sensación de expulsión es demasiado fuerte. Pero no tengo armas para gritar. Me siento sobre los pies de una estatua cagada por miles de palomas que me miran y no me entienden. La paloma soy yo. La cagada también debo ser yo, en otra versión de mí. Hay miedos ahí, los reconozco, y ya no puedo dejar de teclear en la computadora, no puedo dejar de tirarle tinta a ese inmerecido papel, porque no tengo nada para decir. Y por eso, porque no tengo nada para decir, es porque escribo incansablemente. Si tuviera algo para decir me lo callaría para siempre. Si tuviera, si consiguiera, al menos una certeza en la vida lo más seguro es que ya no viviría.


Sólo hay cadáveres de la sociedad a esta hora, en la madrugada ecléctica en la que me he sometido. Pobres los sabelotodo en medio de esta génesis. Losabentodo porque le hemos permitido creer que llevan tal condición. En realidad, si un pájaro te caga en la frente, prácticamente entendés, en ese momento, en ese puto instante apócrifo, que no sabés nada, que no dominás ni tu propia vida. Las situaciones oprimen cuando no las podemos manejar. Y en realidad no manejamos casi nada. ¿Madurar? La plaza todavía está sin regar, no hay césped aún, pero sigo queriendo sembrar lo que nunca conocí. Me rodeo de otras existencias sin vida propia y nos convertimos en lo que somos en verdad hoy: autómatas manejados por pulsiones, gente que se cree lo que le dan de comer y con eso creemos en lo que vemos. Ahora, digo, aunque no sé si realmente lo digo yo: si la duda existiera, si por un momento dudáramos de la duda, probablemente no estaríamos preguntándonos tantas infamias.


Prácticamente, el derroche surreal de vidas que no vivimos, de imaginaciones que jamás percibimos, se torna peligroso. Y el peligro radica en su abundancia. La abundancia de la nada. Estamos llenos de vacíos y nuestra vida consiste en querer llenarlos, creyendo que los llenamos, acumulando solamente bilis tras expectativas que no tienen asidero. Y mientras escribo esto que no es escrito por mí, y mientras corro a ver si hay agua en el volcán, pienso en la verdad. La ingenuidad del sentido de verdad es tan maleable como el manejo que los manipuladores hacen de la verosimilitud. Pero la verdad, aunque ilusoria, aunque exista sólo en contraposición a la ilusión de mentira, es la mejor utopía, siempre y cuando algún día corrobore la certidumbre de lo que acabo de tomar como tesis personal.


A veces digo: mierda! Cómo puedo estar todavía creyendo en esa gota de agua que cae, se escapa y se va por la hendija. Cómo puedo creer que esa gota sobrevive en otras gotas que van a salir después. Nada se repite aunque vivimos siendo mimos de nosotros mismos y creemos revivir situaciones que existen, deformadas, en nuestras consciencias, como huellas mnémicas corrompidas por el olvido. Mientras mis músculos se ponen tensos y, acto seguido, se relajan después de miles de movimientos, hay un millón de posibilidades de ser que me acompañaron, en un segundo, en esta quietud cotidiana.


Todos los días (en los que puedo levantarme) salgo de la cama, prendo el televisor, como algo, miro por la ventana y digo, casi sin ganas: no parece, pero los días me han cambiado. Ahí nomás voy al baño y vomito todo lo que puedo, todo lo que me queda como recuerdo, para… no saber que estoy.



Pablo Zama

martes, 24 de junio de 2008

Nota de archivo (lunes 20 de noviembre de 2006)



La visita del Licenciado Carlos Álvarez a San Juan:



ESTE NO ES EL MISMO CHACHO



(Esta nota fue publicada en la revista Kriterio de San Juan y en el blog para lectores de la revista Noticias de Buenos Aires)



Por Pablo Zama


El ser humano por su propia condición es contradictorio, produce incongruencias constantemente, presenta actos fallidos a cada momento y, por sobre todo, y en este país, se olvida muchas veces de lo que alguna vez pregonaba con lo que en la actualidad hace. En materia de política, todo algún día se sabe, y la contención a la corrupción nunca es tan sólida como para que pase demasiado tiempo sin que se sepa lo que sucedió. Es claro también que más allá de que los hechos salgan a la luz, no es menos cierto que en la Argentina las situaciones de corrupción casi nunca son penadas como corresponden en la Justicia. Un Poder Judicial que generalmente es adicto al ejecutivo, y en este país de democracia presidencialista se hace cada vez más difícil creer que lo que hoy se descubre, mañana será penado con la dureza que le confiere. Ni Joaquín Morales Solá desde su columna dominical en el diario La Nación pudo saber la repercusión que iba a tener lo que escribió un 25 de junio de 2000 después de chequear varias fuentes. Ni una fórmula presidencial que en carrera al sillón de Rivadavia, desde la campaña, proponía como primer actuación en el gobierno la lucha contra la corrupción pudo esperar el final catastrófico de un gobierno que quedó para la historia por su ineficiencia, incapacidad de acordar entre los mismos ministros, De La Rúa y los legisladores oficialistas cuáles eran las acciones a seguir en cada momento.



Y acá está el Licenciado Carlos Chacho Álvarez, ex vicepresidente de Fernando De La Rúa, un ex frepasista que en su momento generó un entusiasmo particular entre quienes creían en que se podía luchar y ganarle a las malas prácticas políticas de la corrupción y el enriquecimiento ilícito. Álvarez, un hombre que asomaba como parte de la nueva política con una postura ética que pocos tenían. Al momento de comenzar su disertación sobre el Mercosur en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan, y cuando las autoridades que lo acompañaban son invitadas por el locutor de Radio Universidad a volver a sus asientos para que Álvarez comience con su exposición, este no tiene la mejor idea que decir: “No me dejen solo”, a lo que alguien del público presente le responde: “Eso lo decía tu hermano” (en referencia al periodista Bernardo Neustad). A lo que me precipito a pensar que tal vez esa es la soledad que Chacho siente en este momento y desde hace bastante tiempo.




Carlos Álvarez llegó a San Juan después de mucho tiempo, pero ahora en calidad de presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, y en la disertación en la FACSO algo se notó más allá de lo que dijo. Se pudo apreciar que este Chacho Álvarez no es el Chacho Álvarez vehemente que fue vicepresidente de la Nación. Tal vez los años, la presión exterior que las personas públicas reciben, las decepciones, los flagelos de la vida de la lucha por los ideales lo hayan aplacado de su frontalidad con que denunciaba cada acto de la mala política o de la política contaminada de vicios. Él mismo, al terminar la brevísima charla que mantuvo con Kriterio lo dijo: "Así es, eso me significó mucho. Es un tema muy caro a lo que yo pasé y sufrí ahí y espero entonces que se esclarezca", se refería a la presunción de coimas en el Senado. Pero la frase podría haber encuadrado perfectamente en cualquier alusión a su paso como vicepresidente de la Nación y más aún cuando tuvo que lidiar con un Senado que le fue siempre adverso, que pudo encarrilarlo sólo en ocasiones, pero que tanto desde la oposición como de las bancadas oficialistas era repudiado y enfrentado porque... estaba metiendo el dedo en la llaga y eso en Argentina no se debe hacer, porque las corporaciones devoran hasta al más pintado.


Esta es la conversación que Kriterio pudo tener con el Lic. Álvarez una vez que se retiraba del salón de actos de la FACSO custodiado por académicos de esa institución que miraban con total recelo a quien emitía las preguntas que en San Juan están prohibidas:


Zama - ¿Licenciado Álvarez esta es la primera vez que habla con Gioja después de su renuncia a la vicepresidencia de la Nación?


Álvarez - Es la primera vez, sí es la primera vez que hablo con Gioja.


Zama - Porque está latente todavía el tema de las coimas en el Senado, por eso la pregunta.....


Álvarez - Eso está en la Justicia, eso va a ir a juicio oral que creo que se va a llevar adelante en el 2008.


Zama - ¿Usted confía en la justicia argentina, en que va a llevar a buen puerto este tema?


Álvarez - Sí, creo que los jueces que han trabajado en el tema lo han hecho muy bien, con mucha seriedad. Tanto el juez Rafeccas como los fiscales, que han llevado el tema con mucho tesón, con mucha voluntad y creo que tienen una predisposición muy importante para esclarecerlo.


Zama - Según la lista que muestra Pontaquarto aparece el apellido de Gioja, el gobernador de la provincia de San Juan. ¿A usted le parece que está muy involucrado José Luis Gioja en este tema.....


Álvarez - Interrumpe. No, no está imputado en la causa. No aparece, en los imputados y procesados no aparece.


Zama - ¿A usted le parece entonces que no cobró las coimas?


Álvarez - No, yo me atengo a los fallos y a lo que va diciendo la Justicia.


Zama - ¿Según lo que usted sabe le deja un manto de duda.....


Álvarez - Interrumpe. No, no puedo hacer consideraciones individuales sobre este tema porque hay muchísimas fojas en la justicia y me parece que en este tema hay que dejar hablar a la Justicia.


Zama - En el momento en que se desencadena lo de la presunción del cobro de coimas en el Senado a usted se lo vio bastante angustiado por este tema.....


Álvarez - Así es, eso me significó mucho. Es un tema muy caro a lo que yo pasé y sufrí ahí y espero entonces que se esclarezca.


Zama - ¿Sigue el proceso permanentemente?


Álvarez - Sí, pero confío mucho en lo que hizo el juez.



No es el mismo Chacho que tiempo atrás estaba dispuesto a hablar de todo. Desde el primer momento en que me acerco y enciendo el grabador me mira sorprendido, y cuando empiezo a preguntar sobre las coimas en el Senado su cara se vuelve pálida y se muestra reacio a contestar cualquier pregunta. Pero este hombre que estaba acostumbrado a meter el dedo en la llaga de los impostores parece que ya no es el de antes, sabiendo que Gioja ya tiene el estigma de haber sido nombrado por Pontaquarto y que Jorge Lanata dijo que votó a la "peinada" la ley de reforma laboral, siendo que después el gobernador desmintió que haya votado, pese a que un video de Crónica TV lo desmiente. Digo que a pesar de todo eso, Chacho Álvarez tuvo que ponerse el traje de la diplomacia, hacerle caso sumiso al gobierno nacional y pasar a saludar a Gioja como si nada hubiera pasado, que, por otra parte, todavía nos está pasando, porque lo de las coimas en el Senado no tiene todavía final. Carlos Álvarez tuvo un paso fugaz por la provincia y mi charla con él no pudo ser más efímera. Pero hay algo que tengo muy en claro, hay un axioma de la comunicación que dice que “no es posible no comunicar", espero que lo sepa Chacho porque por más que hizo como que no dijo nada, con su actitud de rehuir cualquier pregunta sobre la participación de Gioja en el tema de las coimas en el Senado, y con la cara de reticencia que puso, Chacho ya lo dijo todo.



En el año 2000 el ex vicepresidente ya le había dicho al diario La Nación lo mismo que dijo acá en San Juan sobre que "el ámbito de la Justicia es el más idóneo". Pero también dijo que "hay que encontrar la punta de la madeja" en esta historia. Lo único que esperaba es que Álvarez no se haya olvidado del tema, pero la sensación que me dejó después de hablar con él es que se ha desentendido bastante del asunto, y eso que en agosto del 2000 le manifestó a Página 12 que: "si existieron los sobornos, estaríamos en una crisis terminal", y fue así nomás, y más allá de los atenuantes que propusieron desde el oficialismo sobre el rumor de que Chacho Álvarez se iba de la Casa Rosada porque estaba molesto con la SIDE, debido a que supuestamente desde allí surgieron versiones sobre su vida privada que lo habrían hecho declinar de la vicepresidencia, Chacho se fue fundamentalmente por lo de las coimas, o al menos esa fue la gota que colmó el vaso. Sólo algo más vale recordar, porque la memoria a veces nos juega una mala pasada y Álvarez dijo aquí que él no puede dar opiniones sobre causas que se manejan en la Justicia, una sola cosa que es lo que le dijo al periodista Joaquín Morales Solá en el momento en que empezaba a arder el Senado de la Nación: "Estoy seguro de que los sobornos existieron, pero no tengo ninguna prueba de ello. Si fue así, este gobierno estallará en mil pedazos". El gobierno, ese gobierno, estalló y si lo de las coimas no se resuelve pronto lo que estallará definitivamente es la credibilidad de los argentinos en la Suprema Corte de Justicia.




Estoy sentado sobre un banco de la Plaza 25 de Mayo, esperando a alguien que nunca va a venir. Mientras desgrabo (escribo en mi anotador lo que tengo en el casete) la entrevista con Chacho Álvarez veo salir de Casa España a un moreno que, seguro, está en calidad de turista en la provincia. Inmediatamente me pregunto si en su país conocerán a quien estoy esperando y nunca va a venir. Se está haciendo demasiado tarde y quien espero, obviamente, no viene. Me voy entonces, en mi calidad de perseguidor de utopías, a buscarla. Ingreso raudamente a Tribunales y en mesa de entradas farfullo: "¿Está la Justicia.....?".....



Más tarde vuelvo a sentarme en un banco de la plaza, y la canción dice:



Apoyo mis espaldas

y espero que me abraces

atravesando el muro de mis días

y rasguña las piedras

y rasguña las piedras

y rasguña las piedraaass.....

martes, 17 de junio de 2008

Fontanarrosa: El Negro más "canaya" del mundo



A un año casi:
El jueves 19 de julio de 2007 se fue un grande del humor y la literatura popular argentina. Aquí va un homenaje basado en la visión que este ilustre rosarino tuvo sobre el fútbol. El hombre que unió el deporte más popular del mundo con el dibujo y las letras. Un genio.




Por Pablo Zama


“No crecí queriendo ser como Julio Cortázar. Crecí queriendo ser como Ermindo Onega. Por eso llegué a la literatura por la puerta de atrás, con los botines embarrados y repitiendo siempre el viejo chiste: ‘Mi fracaso en el fútbol obedece a dos motivos. Primero: mi pierna derecha. Segundo: mi pierna izquierda’ ”
(Roberto Fontanarrosa).


Esperó el último centro en un área taciturna y fugaz que a la vez pasó a ser la eternidad de sus alegatos futbolísticos en papel y en esa letra apretada por la emoción, y en el desconcierto de los epílogos de cada historia, el Negro puso su música, puso el gol y la victoria en tiempo de descuento. Desparramó a cualquier defensa en cualquier estadio antes de irse, llevando consigo el desequilibrio exacto para dejar pasmado al más impávido lector. El Negro tuvo la picardía justa de un centrodelantero nato. No dejó por eso de tener la aspereza de un zaguero central y el sarcasmo de un cinco clásico, enganchando y abriendo la bocha hacia los costados. El Negro fue un digno atajador de pesimismos, sublimando cada mal menor o mayor para convertirlos en risa desde su escritorio, transformándolos en el campeonato de la alegría futbolera.


El arquero Fontanarrosa saca de punta al medio del campo…


“A la cancha me llevó mi viejo, porque yo le hinchaba las pelotas para que me llevara alguna vez. A él mucho no le entusiasmaba; a pesar de que veía muy bien el fútbol, porque era un tipo muy analítico (después fue técnico de básquet). Ahí uno se da cuenta, porque yo lo repetí con mi hijo, que se debuta en partidos que no son importantes -me acuerdo que fui a ver Central y Tigre-; nunca te van a llevar a un clásico”, recordaba el Negro.
Fontanarrosa es sinónimo de humor. Quedó sellado como una de las mayores plumas argentinas de la literatura popular. Pero, más allá de eso y tan cerca de antagonismos imposibles de presenciar antes, el Negro, además de gran literato y humorista gráfico, será por siempre sinónimo de fútbol. Hincha de Rosario Central hasta los tuétanos. Futbolista frustrado que sublimó ese doblez de la vida creando mundos, infinitos espacios dentro de cualquier cancha, donde se animó a jugar con galera y bastón. El papel fue entonces el soporte para describir el sarcasmo y los relatos con finales imprevistos en cada historia. El absurdo fue parte de su magia y un ejemplo imprescindible que sirve para soslayar cualquier premura tácita en que sus detractores lo quisieron encasillar, fue aquel relato, tal vez poco recordado ahora, del jugador que lloraba todo el tiempo, cada vez que fallaba, o antes de cada encuentro y no paraba de sollozar por horas interminables. Por eso, la pintura futbolística y la imaginación sin límites del Negro recuerda también el cuento en que otro futbolista dormía la siesta en el entretiempo de cada partido. Y ese apolillo era permitido por sus compañeros y sus angustiados técnicos, porque el futbolista pertenecía a la casta de los grandes, a los creativos que dan vuelta un partido en el momento más inesperado, bah… un irresponsable con gambeta y gol…
Apasionado, argentino puro, irracionalmente futbolero: “Cuando ya pasan dos domingos sin fútbol te empezás a dar cuenta que la vida es un aburrimiento, que no tiene sentido”. Imposible saber hasta dónde hubiera llegado el Negro para poder ver a su Central. Y él, tan consciente y desvergonzado, siempre dijo que la pasión, con el tiempo, se acentúa. Que es mentira que las manías del hincha de fútbol con los años se disipen. La radio, la cancha, su Central fueron y son su vida, antes de la propia vida y después de su partida.


En el mediocampo, el Negro, con la cinco en la espalda toma el balón, engancha hacia fuera y abre a la izquierda…


“Los trenes matan a los autos”, un título que no dice demasiado para los amamantes del balompié, pero que lleva consigo, en la impresión más reciente, el debut, en los años ´70 de la unión de su pluma con su primer y gran amor: el fútbol. Una carrera que de la mano de sus dos apasionamientos empezaba a ser rutilante. Fueron los primeros relatos futboleros de algo que para el mundo de la literatura no es muy frecuente. Por eso, aquellos que declaman como frívola la pasión del hincha de fútbol se vieron envueltos en el desconcierto que les puso enfrente un grande de las letras, un genio, escribiendo sobre historias de la verde gramilla argentina. “Área 18” y “Puro Fútbol” fueron otros títulos de su obra maestra, cargados de fútbol, marcando el antagonismo con Cortázar, Borges y tantos otros de pluma más intelectual, más filosófica. El Negro, en cambio, prefirió la filosofía de lo cotidiano a través de un lenguaje general que conoce la gran mayoría de los argentinos y escribió con la pelota atada a sus pies, un crack.



El win izquierdo rosarino pisa la pelota cerca del área, se abre un poco, gambetea a dos adversarios, la gente se levanta de sus asientos…


Historias efímeras pero eternas. Historias contadas con el alma en la boca y las vísceras en las manos desde una tribuna popular. Aquel cuento en que los hinchas de Central deciden llevar a un abuelo, vetusto, enfermo del corazón, a la cancha, porque era la cábala del equipo. Y tras vencer a Newell´s en el final del partido, en una tarde agónica, por la mínima diferencia, el viejo se alegra tanto que muere en la tribuna del club de sus amores de un ataque al corazón, y con la camiseta canalla reflejada en su partida la reflexión fue que: murió feliz. Después queda boyando en el aire, como queriendo escaparse en dirección a algún remoto potrero otro relato inconfundible, pero en este caso tomado de una historia real. Un hincha de “la contra”, Newell´s, decide viajar a ver a su equipo a Buenos Aires en un partido muy importante. El joven está a unas horas de recibirse de ingeniero en Rosario, pero viaja con sus amigos a presenciar el partido. Su equipo pierde y ese grupo de fanáticos no quiere volverse al barrio. Para el protagonista nada más tiene sentido, el dolor por haber perdido representa mucho más que la idea de recibirse de ingeniero. Finalmente, sin ganas, se presenta a rendir, termina de dar su examen y el decano de la facultad, que presidía esa mesa, decide pasarle un papel, por bajo cuerda, que dice algo así como: “Yo sé lo que te pasa pibe, siento lo mismo que vos, estoy hecho pelota, nunca deberíamos haber perdido ese partido de mierda”.


El centrodelantero hincha de Central recibe el pase del volante y de media vuelta define al medio del arco…


Es la presentación de un libro de Arturo Pérez-Reverte y el Negro, que ya terminó de dar su discurso, pide permiso y se retira del lugar ante la mirada atónita de los presentes y la cara desencajada de Pérez-Reverte. El motivo lo explicita bien claro: “Les pido disculpas, tengo que retirarme porque en quince minutos juega Central…”.
Aquejado por una enfermedad neurológica, Fontanarrosa traslada la juntada de los jueves con sus amigos desde el café El Cairo a su casa porque ya no puede moverse de ahí. No pierde el buen humor y sigue hablando de fútbol en sus reuniones semanales. Pero el final está cerca. Inesperadamente, después de mostrar una leve mejoría, fallece el jueves 19 de julio de 2007 y la sorpresa lo sigue eternizando. Toda la hinchada de Central lo acompaña en su despedida. Un lector suyo llama a la radio para decir que se enteró de la muerte del Negro cuando iba en su auto y le fue inevitable soltar lágrimas. La familia y los amigos se niegan a velarlo en el estadio canalla porque hay hinchas de Newell`s que también querrán ir a despedirlo. Los dirigentes de la Academia rosarina deciden que la butaca que él ocupó en los últimos tiempos en la platea quedará vedada para los demás hinchas, porque esa butaca es y será solamente de él. Una multitud se acerca a darle el último adiós, pero el Negro y su fútbol permanecen en la respiración de todos. Y ahora la sensación es que ese Negro canalla y loco por el fútbol, pintor de relatos inolvidables, nunca dejará de asistir a la cancha de Central. Y, tal cual un cuento de su autoría, seguirá hablando de fútbol en el Paraíso con los amigos que se fueron antes que él; porque Fontanarrosa murió, pero su amor por el fútbol, la literatura y el humor, jamás se irá…



El goleador Roberto Fontanarrosa acaba de marcar, en tiempo de descuento, para Central y para todo el fútbol argentino, fue un gol de potrero. Y ese campeonato, su vida, será inolvidable…



“Yo llego a escribir sobre fútbol a través del propio fútbol, no a través de la literatura. No soy un tipo que estuvo siempre en la literatura y de pronto me digo que sería lindo escribir sobre fútbol. Al revés, soy un tipo apasionado por el fútbol que he tenido una práctica de escritura a través de las historietas, de trabajar en publicidad, que me parecía que me habilitaban para contar algo sobre, en este caso, fútbol”
(El Negro)

sábado, 14 de junio de 2008

Alguien tiene que ceder



El conflicto del campo sube su tensión. Pasan los días (95). El calendario se desmorona encima de la llegada de la mitad de este 2008. La convulsión no cesa. La lucha de poder entre los ruralistas y el gobierno de Kristina llegó a su punto de ebullición máximo. Un mensaje para el campo: detuvieron por algunas horas a De Angeli. Un mensaje para el gobierno: el campo parará hasta el miércoles. La presidenta prefiere cerrar el diálogo con los ruralistas. Igual que su marido, Kristina optó por conducir los destinos del país sin negociar, sin dialogar. La postura de los dos sectores (campo y gobierno) se torna infantil. Un capricho que está haciendo colapsar, poco a poco, la economía Argentina. Pero parece que el orgullo es más fuerte, nadie cede, el tiempo pasa y un país está de rehén de una pelea de niños.


En la plaza de Mayo nadie puede protestar, enseguida aparecen los matones K y desbaratan cualquier reclamo. Y en ese contexto el ministro de economía, Guillermo Moreno, también se arrimó a cantar a favor del gobierno, mientras otros pintaban en una estatua: “aguanten las retenciones”. ¿De qué se trata esta comicidad trágica? El ministro de economía no guarda recato, la presidenta hace poco dijo que tiene “aguante”. De Angeli repite que no van a cesar con las protestas y que ningún ministro (en este caso el de justicia) lo va a sacar de las rutas porque la gente del gobierno, según él, “no tiene huevos”. ¿Qué juego es este?


El pez por la boca muere y un gobierno también. Los Kirchner se jactaban de respetar los derechos humanos (contradicción mediante) dejando que los piqueteros corten calles para reclamar. Todo corte es ilegal. Pero para el matrimonio presidencial sólo los cortes de los ruralistas son ilegales. Las palabras, en los hechos, se les volvieron en contra. Mientras todo esto pasa, los camioneros están de rehenes, varados, al costado del camino, con incertidumbre, con impotencia y… hace algunos días cortaron las rutas para quejarse por los cortes de rutas de los ruralistas… cómo??? Sí, un país extraño, rarísimo. La sociedad es presa de la incertidumbre. Las góndolas de los supermercados empiezan a vaciarse. Pero… los dos sectores siguen jugando a quién es el más guapo.


Ya comenzaron a cortarse rutas en otros sectores del país. En el sur la situación empezó a ponerse combativa también en contra de la represión en Gualeguaychú. Represión que, por suerte, no fue mayor y hubo cierto recato por parte de la gendarmería nacional.


Por ahora la situación sigue tensa, los ruralistas no abandonan la lucha y la presidenta sigue como Shakira: ciega, sorda y muda. Alguien tiene que ceder y si alguien debe dar el ejemplo es el gobierno y no generar más dudas en este escenario repugnante en donde los productores tienen tirar, por día, cuatro millones de litros de leche. Y en gran parte del país empezó a faltar la carne. ¿Para adónde vamos?


En el país del absurdo hizo falta inclusive que el periodista Santo Biasatti invitara, en el debate del conflicto del campo en el programa Otro Tema, a un experto en negociación. En poco tiempo puede llegar a hacer falta un experto en enseñar a pensar. Porque, evidentemente, la inteligencia no está presente en este conflicto. ¿Quiénes pierden?: el campo, el gobierno y la gente; ¿quién gana?: nadie. Lo que no entiende la presidenta es que puede estar cerca el colapso de su gobierno y que este conflicto le genera una imagen muy negativa al país, corrompe su credibilidad y corroe la economía, por un hecho puntual con los ruralistas. El costo del capricho campo-gobierno es muy elevado. Y el impacto psicológico, el malestar en la sociedad empieza manifestarse, a cobrar visos de reacción. A falta de diálogo, la violencia se presenta siempre. Una producción de cómics con consecuencias peligrosas. Si alguien no cede lo que cede es el país.




Pablo Zama.

martes, 10 de junio de 2008

Nota de archivo (noviembre de 2006).




Juan Cabandié, el último aparecido:



"La rebeldía es endémica a los jóvenes"


Es hijo de desaparecidos, preside el Consejo Federal de Juventud de la Nación e integra la agrupación HIJOS. Llegó a San Juan con motivo de la realización de la primera reunión del Foro Social Juvenil y conversó sobre su nueva actividad y sobre el presente del país.




Por Pablo Zama



Es sábado a la noche en los suburbios de mi cansancio, pero debo seguir esperando. Me dicen que Juan ha salido a darse una ducha y en breve podrá charlar conmigo. En el patio central de la escuela hogar José Manuel Estrada hay jóvenes predispuestos a cenar y dos locutores hablan sin que yo, dentro de ese bullicio, quiera escucharlos. Prefiero explorar los pasillos internos de la escuela, y pienso que el ruido del silencio es la venganza del destino para quienes no pueden disponer de una intimidad familiar como derecho natural de ser humano. Hay muchas camas, una al lado de la otra, camas que dan tristeza y bronca, al fondo los sanitarios y en una puerta un cartel que puede decir algo así como "pabellón sur".



Llega Juan Cabandié sonriendo y me pide que lo espere después de la cena.


Es bastante tarde, estamos en una sala de actos vacía y hermética. Se sienta enfrente mío, tiene pelo castaño claro, barba incipiente, algo entre su frente y el nacimiento de su nariz que no logro distinguir si es producto de una alergia o si es un raspón todavía tibio. Una cicatriz en su antebrazo izquierdo, ojos verdes claros penetrantes que demuestran rebeldía y plenitud a la vez. Su remera es de color rojo encendida y tiene una leyenda que invita a la juventud a tener voluntad. Se termina de acomodar y empieza la charla.



Zama: ¿Cómo se fue gestando esto del Foro Social Juvenil y cuál es su idea primordial de trabajo?


Cabandié: La idea de este foro comienza hace tres meses, fue el primer viaje que hicimos a la provincia con un equipo del Consejo Federal. En ese momento vine con otros compañeros y empezamos a plantear la necesidad de que los jóvenes tenían que tener un espacio de participación. Los jóvenes tienen que elaborar un proyecto generacional, tienen que ser ellos los artífices de la construcción de la política pública juvenil. Que ellos nos digan qué necesitan.


Zama: ¿Cuáles son las inquietudes inmediatas que tienen los jóvenes en el país?


Cabandié: Yo creo que lo que ha reflejado la jornada de hoy, a partir de recorrer varias de las treinta comisiones que trabajaron durante todo el día fue que los jóvenes están reclamando espacios de participación y que los jóvenes de San Juan puedan tener acceso a la educación, tanto al Polimodal como a la Universidad. También los chicos están preocupados para que los escuchen.

Además, se ha evidenciado que los jóvenes tienen una necesidad grande de conocer la historia de nuestro país. Hoy se estuvo analizando períodos de la historia como la década del ´45, el ´55, los años ´70, el 2001 que es pasado reciente. Y creo que fue acertado porque de esa forma uno puede entender el presente, si conocen el pasado entienden el presente.


Zama: Estuve conversando con un grupo de chicos del departamento de Valle Fértil, unas de las inquietudes que me plantearon es que ya no se leen libros. Me decían que se ha perdido, a través de la exposición a la televisión, a Internet, la lectura de libros. ¿Ustedes desde el foro incitan a los chicos a volver a la lectura?


Cabandié: Bueno, yo creo que en forma directa no se ha planteado el tema de que vuelvan a leer. Lo que sí se ha planteado es que es necesario conocer la historia. Eso indirectamente hace que el llamado sea a que acudamos a los libros.


Zama: ¿Del compromiso sobre el presente se ha hablado?


Cabandié: Claro, por supuesto, porque sobre todo los jóvenes son el presente. Y acudir a la historia sirve para entender el presente.


Zama: José Ingenieros decía que una "juventud sin rebeldía, es complacencia prematura". ¿A vos te parece que hay una juventud rebelde, dispuesta a jugarse por una buena causa en la actualidad?


Cabandié: Yo creo que la rebeldía es endémica a los jóvenes. Y la rebeldía no es mala, al contrario, el ser transgresor, el ser rebelde, el luchar por los ideales que uno tiene es muy importante. Entonces el punto está en que los jóvenes tengan ideales, que construyan, que forjen un pensamiento, que forjen una idea, que la defiendan... eso es muy importante.


Zama: ¿Desde la escuela cómo creés que se puede generar una juventud crítica?


Cabandié: Haciendo un revisionismo histórico. Lamentablemente vivimos una historia oficial, entre comillas, donde le han mentido, no solamente a los jóvenes actuales, sino quizás a la generación de nuestros padres.


Zama: ¿Los jóvenes sanjuaninos hoy te han hecho algún planteo sobre la preocupación con respecto al medio ambiente?, y hablo referido a la explotación minera en la provincia de San Juan.


Cabandié: Hubo diálogos acerca de los recursos naturales, del medio ambiente, del cuidado de nuestra tierra. Salió el tema justamente de las minas. Y yo creo que hay una preocupación puesta de manifiesto al considerar, entre otras cosas, que en la mina hay una explotación muy fuerte que no solamente causa contaminación, sino que también hace erosión en nuestra tierra, en nuestros montes. Incluso, surgió un planteo interesante de un joven que decía que tendríamos que tener una actividad minera pero con mayor prolongación en el tiempo, para que no agotemos rápidamente nuestros recursos y tampoco destruyamos la tierra. También plantearon la necesidad de que el Estado extraiga el mineral que se encuentra en esas minas, porque lamentablemente las empresas extranjeras se lo están llevando, se llevan ganancias inmensas y no queda nada para nosotros.


Zama: ¿Desde tu perspectiva cuál es la lucha que deben tener los chicos para custodiar los recursos naturales tanto del país como de la provincia?


Cabandié: Yo creo que la palabra clave es: organización. Los jóvenes no solamente deben participar sino organizarse. La organización hace posible ese derecho y esa obligación de ciudadano que tenemos. Por ejemplo como ha logrado organizarse la gente de Gualeguaychú, protestando contra la implementación de dos pasteras en las orillas del río Uruguay, eso es un claro ejemplo. Así que yo creo que los jóvenes tienen que organizarse, a través de un objetivo en común.


Zama: ¿Conocés el caso de Raúl Tellechea, desaparecido en la provincia de San Juan desde hace dos años?, porque se habla mucho de Julio López pero los sanjuaninos no vemos que a nivel nacional se converse sobre el caso de desaparición en nuestra provincia.


Cabandié: No, la verdad que no, no estoy enterado.


Zama: ¿Por qué te parece que sigue pasando esto en el país, de que sigan habiendo desaparecidos?


Cabandié: Bueno, la verdad que no sé por qué. Esperemos que el caso de Julio López no sea una desaparición.


Zama: ¿Creés en la teoría de los dos demonios?


Cabandié: No, para nada. Creo que esa teoría es un invento, que esa teoría de los dos demonios no existe, se cae, no se sostiene, no se puede argumentar. En principio porque esa teoría dice que en este país hubo dos demonios, unos fueron los militares y otros fueron los jóvenes que en aquel momento militaban por un mundo mejor o por un país mejor. Y eso se cae, básicamente porque lo que intenta es poder salvar la atrocidad que han cometido, y segundo porque las cortes internacionales de justicia declaran a la Argentina un país que vivió desde el año ´76 al ´83 un genocidio, un genocidio similar al que pasó en la Alemania nazi, un genocidio como tantos otros que hubo en el mundo. Y en Argentina fue un genocidio, un terrorismo de estado. Por lo tanto no existen los dos demonios.


Zama: ¿Cómo considerás el hecho de que algunas personas de la oposición hablan de una visión sesgada de la historia por parte de este gobierno?


Cabandié: Son los mismos que sostienen la teoría de los dos demonios. Yo diría que se informen..., en realidad están informados, pero tienen una intención de disuadir el pensamiento del pueblo argentino, y son teorías que no se sostienen, porque... son falacias, porque... uno puede ir a cualquier país del mundo y puede hablar con cualquier jurista internacional, y todos los juristas internacionales le van a decir a esas personas, si están interiorizados, que lo que se vivió en Argentina fue un genocidio, un terrorismo de Estado. Por tanto, acá no hay una sola parte, una sola visión de la historia, es la única. Es la que ha declarado la CONADEP, es la que han declarado distintas asociaciones de derechos humanos internacionales.


Zama: ¿Considerás que hay censura en los medios de comunicación del país?


Cabandié: La verdad no sé... no conozco casos de censura hacia los medios de comunicación.


Zama: Porque se sabe que Lanata no está en televisión, muy crítico frente al gobierno. Y, por ejemplo, Víctor Hugo Morales tuvo que dejar Canal 7, el Diario Perfil acusa permanentemente al gobierno de coartar la libertad de expresión y prensa...


Cabandié: Mirá, yo creo que durante mucho tiempo esos mismos medios de comunicación que hoy se jactan de que acá no hay libertad de prensa son los mismos que apoyaron, entre otras cosas, a la dictadura de los años ´70. Aquí hay que darse cuenta que la editorial Perfil se crea en octubre del año ´76, en plena dictadura, con el único objetivo de hacer funcionar la dictadura, que hoy venga a decir que no hay libertad de prensa es una caradurez.


Zama: ¿Lanata para vos es respetable?


Cabandié: Lanata en los últimos tiempos me parece que no es respetable, por lo menos no cuerdo con sus posiciones, en algún punto me siento defraudado por Lanata. Por supuesto que lo admiro como periodista y que lo leo, y que disfruto de su forma de expresarse, de su forma de escribir, pero... me quedo con el Lanata de los años ´90, el mismo que estaba con una función crítica y justa hacia el robo, hacia la corrupción, hacia el proyecto neoliberal de los años ´90, yo me quedo con ese Lanata.


-Ahora que desgrabo la entrevista, según lo que dice Cabandié entiendo que están equivocados: Joaquín Morales Solá, el propio Jorge Lanata, José Eliaschev, Nelson Castro, entre otros, porque aquí no hay censura y entonces la "crema" del periodismo deben dejar de jugar a los críticos. Se me ocurre recordar ahora lo que dice Verbitsky en su libro Un Mundo Sin Periodistas: "Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar". Es decir, algún sector del periodismo, mínimo diría, está molestando-


Zama: ¿Considerás que fue una equivocación de Kirchner el hecho de apoyar a Rovira en Misiones en una posibilidad de reelección indefinida?


Cabandié: Sinceramente, creo que excepto Pigna, que me parece que es una persona interesante, el resto de los políticos de la provincia de Misiones son lamentables. Y no quisiera que gane uno de esos políticos que son potenciales o posibles candidatos al año 2007. No quisiera que ganen porque eso sería ir en contra del pueblo misionero.


Zama: ¿No te parece peligroso en otras circunstancias, según lo que planteás, una reelección indefinida tal cual la consiguió ya también en su momento el presidente Kirchner en Santa Cruz?


Cabandié: Hay distintos puntos de vista, y hay que situarse también sobre la particularidad de cada provincia. Por supuesto que en la teoría yo estoy a favor de que existan dos mandatos, que esté la posibilidad de reelegirse, pero quizá no estoy de acuerdo de que sea de forma indefinida, eso es en lo teórico. En la práctica hay que evaluarlo a cada caso particular. Pero sí me oriento hacia el principio de que no exista la reelección indefinida.


Antes de terminar de charlar con Juan imagino que, tanto como él dice, la historia no debe repetirse, pero que las ganas de cambiar el mundo que tenían los jóvenes argentinos hace ya varias décadas puede resurgir hoy. Y pienso que si se lleva de buena manera y no como un lavado más de cerebro al mejor estilo Policía del Pensamiento en la novela de George Orwell ("1984"), esta iniciativa nacional de debate juvenil, tendrá frutos importantes. Es decir, si se atiende a la verdadera historia Argentina, si por el revisionismo histórico no dejamos de pensar y reflexionar sobre el presente, el futuro, seguramente, no demandará tanto alguna supuesta inacción de la juventud actual. Además creo que los jóvenes hace rato que nos cansamos de recibir espejitos de colores y que esta podredumbre política que vemos se puede modificar. Y Juan Cabandié, en algún pasaje de la entrevista, me recuerda que los jóvenes tenemos muchos derechos pero que también nos debemos a nuestras obligaciones, "la obligación de ser un buen ciudadano, la obligación de participar, la obligación de enterarse, la obligación de construir una sociedad más justa, mejor", aclara.


Termina la entrevista, que es bastante más extensa de lo que en estas páginas puedo reflejar, me despido de "El último aparecido" y me acuerdo de una graciosa frase anónima escrita en una de las paredes de los sanitarios de la Biblioteca Franklin: "La caca se come, millones de moscas no pueden estar equivocadas". Y justamente existe un político que sostiene que las mayorías nunca se equivocan. Entonces, cuando Juan se va yendo de la sala, revivo todo lo que hablamos, pienso en la triste historia argentina. Salgo a la calle, miro al cielo y sin emitir sonido pregunto: "¿Seguiremos comiendo caca....?".....




"Yo soy Juan, el último aparecido

mi sangre con oraciones reza donde no hay Cristos

me abrazo a tus brazos y hablo con voces en secreto

lloro tus lágrimas con mis ojos bien abiertos

y aunque salí de un pozo de sepultura y suciedad

voy a pregonar en voz alta y la memoria remendar

porque Dios no estuvo allí donde nací

Dios no estuvo allí donde nací.....”

(León Gieco).

lunes, 9 de junio de 2008

Día del periodista: El recuerdo de un maestro.


Hoy me he despertado y he visto el reloj clavado en la hora de tu despedida: 9;05, en aquel extraño viernes 12 de diciembre de 2006. Hoy me he levantado y he visto el calendario: sábado 7 de junio, día del periodista. Los mensajes en mi celular lo confirman: “Feliz día”. Busqué tu foto, la que llevo a todos lados. Me senté en mi habitación, miré tu Remington al lado de mi escritorio. Me acordé de aquellos hermosos días en que juntos soñábamos con esta profesión. He besado tu foto y te he vuelto a saludar. Ya no puedo levantar el teléfono y pedirte un consejo. Ya no puedo salir de la facultad y verte para conversar sobre política. Pero queda el legado que me dejaste. Es la convicción para no venderme jamás. La sed de hacer siempre periodismo. Me he sentado en la computadora a escribir. Tu foto sigue al lado mío. La Remington ahora descansa en el lugar de los recuerdos. Esa foto me acompaña por todo el país, de redacción en redacción, buscando mi lugar. Los recuerdos están siempre presentes. Y sigo yendo al hospital en aquella mañana nublada para verte, pero ese último encuentro quedó trunco. Te fuiste unos minutos antes y por primera vez perdí la orientación total en la vida. Ahora ya no lloro. Ahora solo recuerdo tus consejos, plasmo en papel mis pensamientos y me lanzo a lo que me pediste: que sea yo mismo, que camine en la vida y en el periodismo sin doblegarme. Me enseñaste que lo primero es la dignidad. Y yo hoy me he levantado, he visto tu foto y te he vuelto a decir: “Feliz día maestro, te extraño”.




Como ese foráneo que mira el espíritu de una sociedad con el ángulo de un sabio, que es sabio también porque reconoce la humildad con que se debe vivir. Como ese sabio que a través de una pluma y el poder de la palabra le sembró a San Juan un camino de bien común. Como esa persona que a través del periodismo marcó la devoción por la solidaridad que debe existir en un pueblo. Como un padre de familia y un vecino que, con la ilustración de un pensamiento coherente al espíritu católico, aplicó todo lo que fue para el bien de los demás... Así, vivió Emilio Biltes: un periodista de raza, en donde siempre primó el valor ético, las convicciones vocacionales que tendieron a la solidaridad.


Con el fin propuesto de ser alguien más, alguien distinto a lo que la potencialidad del momento pasado marcaba, partió de su Jáchal natal. Emilio Biltes se puso el nombre de autodidacta que durante lo implícito de su sabiduría y las grandes ganas de crecer, en medio de la compañía de muchos interrogantes juveniles, hizo el viaje desde el anonimato a la fama conseguida sin querer. Esa que lo marca como un buen precedente: uno de los mejores periodistas que dio San Juan, un ser humano distinto, ejemplar.


Emilio Biltes nació en Jáchal un 21 de mayo de 1922. Su niñez fue feliz a pesar de la pobreza que, sin ser miseria, se hizo sentir en lo material. No así en lo espiritual que marcaba un corto camino jachallero pero lleno de enseñanzas de esos sabios que, sin instrucción académica, moldearon sus primeras visiones de la vida.


Jáchal fue quedando como ese surco de buenas enseñanzas que lo ayudaron a vivir cada presente con la prospección de construir un buen futuro para sus seres queridos. Jáchal fue transformándose en una anécdota, pero de esas que se vuelven a vivir. Y en cada transitar por sus calles de altas construcciones se envuelve el aprendizaje y la pasión innata de un gran periodista.


A los doce años, allá por 1934, comenzó el viaje hacia su vocación. Don Emilio tomó sus bolsos y, junto a doña Romelia, su madre, emprendió el alejamiento de esa ciudad pequeña llena de historias. Así es como ese pibe de 12 años arribó a la capital sanjuanina. En el camino quedaron gratos recuerdos y grandes amistades junto a las historias de niño. Ya en San Juan, hubo un cambio de rumbo, porque uno de sus familiares decidió que no debía estudiar sino que era necesario que aprenda un oficio. De esa manera caminó su juventud como aprendiz de tipógrafo en la imprenta Ceylan, ubicada por entonces en la esquina de Laprida y Sarmiento. Esto marcaría una bisagra en la vida de Biltes, porque la ocupación de adolescente tipógrafo era la de recibir a escritores que requerían la edición de sus libros. Al ver eso, comenzaría a despertarse el Mesías de la gran pluma que llevaba adentro, comenzaban a despertarse en él las ganas y la pasión por escribir. En ese conversar con grandes periodistas y escritores fue como empezó esa pasión. Sobre todo cuando un periodista, Eugenio Carte, que escribía para el periódico Mercurio, perteneciente a la Federación Económica de la provincia, lo impulsara a cumplir con la ilusión de echar a volar su pluma. Carte lo dejó participar con algunos artículos en Mercurio. Pero a Emilio su humildad lo hacía ver que todavía no era el momento. Capaz de esperar, se sometió a largas lecturas haciéndose socio de la Biblioteca Franklin. Fueron largos momentos de aprendizaje que incluyeron amaneceres sin descanso y la frustración de no poder comprender a algunos clásicos de la filosofía mundial. Después de ser aconsejado por alguno de sus compañeros tipógrafos mayores a él decidió leer en forma creciente. Es decir, empezando con novelas y lecturas poco complejas para recién llegar a los clásicos de la filosofía. Con una perseverancia admirable pasó largas semanas trabajando ocho horas en la imprenta e instruyéndose, antes de ir a su casa, a través de esos libros que le engendraron una cultura y una ubicación intelectual capaz de despertar después a una sociedad con las páginas que él mismo llenaría. "Yo quería a toda costa ser más que un tipógrafo o un obrero gráfico", son las palabras que se deslizaron siempre por sus labios.


El gran corazón de Emilio Biltes retumba todavía en algunos de los papeles del Boletín Oficial de 1944. Ocurrió el terremoto y el Boletín Oficial desapareció. Pero de algún lado, y fuera de la hora de trabajo, cayó un joven delgado con su imprenta Minerva a pedal. Imprenta que le servía para escribir, junto a otros jóvenes, el periódico El Revolucionario (órgano político) donde se expresaban las ideas de estos novatos escritores. El joven Emilio Biltes fue entonces Boletín Oficial por seis meses.


Poco tiempo después, el 12 de enero de 1946, contrajo enlace con Alicia Savedra, también jachallera. Comenzó así su vida familiar, en donde juntos cosecharon 8 hijos, 28 nietos y 15 bisnietos. La familia constituyó algo muy importante en la vida de este periodista. "En la familia se da y se recibe", sabía decir y definía a la suya como ejemplar.


Este hombre de letras configuró muchas páginas con sus editoriales y pensamientos que sin desperdicio fueron comunicados a los sanjuaninos. En uno de ellos, el Editorial del Aire del 9 de Octubre de 1964, describe a ese ser que siempre merece nuestro reconocimiento, describe a la madre, y reza así: "Ni los héroes, ni los sabios, ni los grandes artistas merecen tanto como ella. Porque ella es una heroína perfecta, posee una sabiduría que nadie podrá aprender jamás, salvo las mujeres que lleguen a ser, como ella, madre, y es artífice de destinos y vocaciones".


Es imposible no detenerse en su primera escala como periodista de rótulo casi profesional. Los años pasaban y Biltes era incorporado a la imprenta que editaba el Diario La Nueva Ciudad, fundado por el gobernador Juan Luis Alvarado. Allí pasaría pocos años en su oficio de tipógrafo. Y, como le sucede a los que saben, el director del periódico, Miguel Piccone, comenzó a ver en ese jovencito condiciones que podrían hacerlo trascender de lo que era por entonces. Colgado de la ilusión de poder escribir y llegar al inicio de una vida mejor Emilio recibió la noticia del jefe de talleres que le decía que no podía continuar en el trabajo. Por esa razón solicitó una reunión con el director del diario creyendo que quedaba cesante. "Yo no lo he echado, lo que pasa es que he dispuesto que usted sea periodista", fueron las palabras de una frase que cambiaría la vida de alguien que lograba cumplir con el cometido de ser más que un tipógrafo. Casi como de casualidad se encontró de pronto con el título de periodista. Allí parecía avizorarse un camino de escrituras que ya nadie detendría. "El que sabe qué es lo que quiere, también sabe por dónde transitará. Y ya no lo detendrá nadie...", decía en uno de sus escritos y parecía cumplirse en su propia persona.


Aunque tuvo un comienzo con tropiezos y papeles arrugados con sus letras que por momentos le evaporaban la esperanza, tuvo el temple de sobreponerse a la adversidad y solo, y cada vez más fuerte, encontraba el carril de un estilo único.


Tras su trabajo en La Nueva Ciudad, y cuando ese diario cambió de dueño, Biltes decidió alejarse y fundó en la década del '50 La Gaceta Agraria, junto al doctor Tascheret y el periodista Fidel Carrión. Fue un periódico que contenía informaciones sobre agricultura y economía. Pero el nombre de Emilio Biltes ya comenzaba a hacerse conocido dentro del periodismo de la época, por lo que llegaría a la puerta de las editoriales, de su oportunidad de expresar su ya bastante pulido y enriquecido pensamiento. Llegaba el momento de incorporarse al periódico que por entonces marcaba la vanguardia del periodismo sanjuanino: Diario Tribuna. Un diario de inclinación católica y un gran prestigio en el interior del país. Si hablábamos de la bisagra hacia el periodismo, ahora se avizoraba la bisagra hacia el periodismo de expertos. El periodismo compartido con gente de una gran trayectoria. Para don Emilio este era el despertar de la libertad de poder escribir distintas notas. Comenzó como redactor, para pasar a jefe de redacción y, una vez fallecido el director del diario, José Elías Assaf, se hizo cargo de escribir junto a otro periodista, como Parisí, los editoriales de Diario Tribuna. "Como jefe de redacción allí comenzó verdaderamente mi gran actividad periodística", rememoraba Biltes.


Expuesta entonces su capacidad periodística casi al máximo, comenzarían a llegarle ofertas más comprometidas e importantes. Su pluma ya viajaba por cada hogar haciéndose respetar y siendo presa de la admiración de muchos sanjuaninos. Es así como a principios de los ‘60 surge una propuesta única para este periodista y para San Juan. La propuesta de escribir el primer editorial por radio, el Editorial del Aire, por Radio Colón. Fue una actividad que marcaba otra habilidad en este periodista completo: la concisión, la de exponer en tres minutos de texto el pensamiento del día. El Editorial del Aire era dirigido desde Diario Tribuna y significó una revolución en el periodismo radial sanjuanino. En sus casas, familias enteras esperaban esas palabras escritas por don Emilio y leídas por Luis Grillo. Allí se opinaba de la realidad social argentina y día a día habían llamados o requerimientos personales del público que pedía copias de algunas reflexiones. Emilio Biltes dejó ahí algunas enseñanzas como: "Ahora hay que plantear las cosas en otros términos, para que no nos pasemos la vida produciendo actos simbólicos, muy patrióticos sin duda, pero carentes de efectividad", o "La fe en Dios eleva las intenciones y agranda la visión de los derechos humanos. Son los estados ateos los propensos al totalitarismo". Frases que a pesar de los años siguen retumbando y enriqueciendo los pensamientos de cada sanjuanino que buscaba en ese momento, a la hora del almuerzo, la palabra que le hacía abrir los horizontes.


Todavía hay gente que se acuerda de aquellos editoriales del aire y de ese día en que una de sus reflexiones, escritas en el '66 con motivo de la eliminación fraudulenta de Argentina en el mundial de fútbol de Inglaterra, salió publicada y elogiada sorpresivamente en un diario importante de España. Era un trabajo que no tenía limitaciones de fronteras. Tal es así que un diario de Buenos Aires, al que él enviaba algunas notas que desde ahí le pedían, lo mandó a llamar para que fuese editorialista en aquella provincia, pero no quiso ir. También tuvo ofertas de irse a Mendoza y plasmar allá sus pensamientos pero, a pesar de escribir artículos que eran enviados al Diario Los Andes de aquella provincia, no quiso ir a residir allá. También tuvo la posibilidad de ser agregado de prensa en la embajada argentina en España. Además, pudo ser candidato a Senador Nacional en nuestro país, pero nunca aceptó. Fiel a sus principios y al apego a esta tierra que quiso tanto como a su Jáchal que lo vio nacer, decidió contribuir a su patria chica con su natural apertura de criterio y la responsabilidad que cada tema demandaba. Luego de diez años de hacer el Editorial del Aire de Diario Tribuna, y cuando ese periódico cambió de dueño para pasar a ser Tribuna de la Tarde, Biltes decidió que su ciclo ahí ya estaba cumplido.


Un aspecto que no debe pasarse por alto cuando se habla de Emilio Biltes es la ética con que se manejó en la carrera periodística y durante toda su vida. Para él en el periodismo la ética lo era todo.


En el recuerdo de sus amigos queda grabada la imagen de aquella madre que llegó desesperada a Canal 8 pidiéndole ayuda para que su hijo, moribundo, pueda ser internado en Buenos Aires. Biltes sin pensarlo demasiado, y eludiendo el pedido de una colecta, habló con algunos amigos. Después del viaje, el chico se salvó y su madre no olvidó jamás el gesto solidario de ese importante periodista que tuvo la humildad de los comunes. "No era el lucimiento personal lo que buscábamos, lo que queríamos era que se resuelvan los problemas que se planteaban a cada momento", solía manifestar.


También se recuerda, en algún rincón del ambiente periodístico, sus renuncias a algunos medios por no compartir la ideología de hacer algún tipo de periodismo oscuro, eso que no estaba inmerso en los principios que siempre marcaron su personalidad. Hasta fue preso por no traicionarse a él mismo, fue preso político por opinar en contra de un gobernador. Soportó el autoritarismo de un político que no se bancó escuchar pensamientos opuestos, pero no se doblegó nunca. Nunca tuvo demasiado rédito material con su trabajo, pero tuvo el rédito de nunca traicionarse ni traicionar a los demás. Esa ética parece ser el fruto del pensamiento católico con el que siempre caminó. El catolicismo siempre lo entendió como una filosofía, porque es también una forma de vivir. Don Emilio siempre se sintió hermano de los demás, no fue un católico disfrazado, fue una persona comprometida con sus ideales de vida. "El católico tiene que abrirse a compartir emociones ajenas, tiene que dolerse de los dolores ajenos, tiene que sentir suya las esperanzas y desesperanzas de los demás, el catolicismo es una religión y un modo de vida", siempre dijo. Tal es así que creó para la iglesia, desde el cursillo de cristiandad, el periódico Testimonio. En esa publicación expresaba, junto a otros católicos practicantes, sus pensamientos sobre la religión.


Algunos momentos difíciles siempre le suelen ocurrir a los grandes profesionales del periodismo, sobre todo cuando se manejan con un pensamiento coherente a sus convicciones. Eso le pasó a Biltes. Transcurría el año 1976 y ya se ponía en marcha la dictadura más sangrienta que padeció este país, una dictadura totalmente pobre de conocimientos. En una acción absurda, Biltes fue tomado por estos militares junto a cuatro de sus hijos varones. En su privación de la libertad fue amenazado, humillado y maltratado como un delincuente. Muchas veces le dijeron que iban a fusilarlo. Pero la estirpe y la valentía, acompañada de sus firmes convicciones, hicieron que de su boca salieran unas potentes palabras que dejaran callado a uno de sus captores: "Mire, si me van a fusilar, eso no está en sus manos, por más amenazas que haga. Si voy a morir, será porque el Señor así lo quiere, no ustedes".


Después de retirarse de Tribuna de la Tarde, fue llamado desde Canal 8. Su función en televisión era la de director de prensa del noticiero. Comenzaba entonces otra etapa, la de aprender a manejarse ante las cámaras. Allí, para culminar unos años importantísimos en su carrera, creó junto a Juan Carlos Iglesias y Roy kirby el programa Verdad. Un ciclo espectacular, basado en entrevistas con políticos locales y nacionales. Fue el programa pionero en el país de un estilo distinto de hacer periodismo político. Fue un programa admirado y luego comprado en todo el país. Un formato sin precedentes que era objeto de asombro de colegas e invitados. Era realizado con preguntas a los políticos más destacados del momento y los análisis más imparciales. La síntesis final con el derecho a réplica de los invitados (síntesis que tenía a su cargo Biltes) era siempre esperada y elogiada por los sanjuaninos. Tuvo tanto impacto tal creación que fue nominada al Martín Fierro. Premio que todavía debe brillar junto a la Cruz de Plata (también recibida en la misma circunstancia) en alguna vitrina que guarda los recuerdos de los años de oro del periodismo sanjuanino.


Fue una larga y comprometida trayectoria donde también se recuerdan y se acumulan como antecedentes sus participaciones con programas especiales en Radio Sarmiento y su paso por Diario de Cuyo.


Después de convertirse en 1974 en director de prensa de la Universidad Nacional de San Juan y de dar algunas charlas a los jóvenes comunicadores en formación en ese lugar, comenzaron los años de su retirada de la actividad profesional. Aunque después de jubilado contribuyó a enriquecer las páginas de los semanarios El Nuevo Diario y El Viñatero con sus profundos análisis, y una intervención en el libro Vidas y Huellas de la editorial Ateneo "Cruz del Sur" realizando la semblanza de un gran historiador y amigo suyo: Horacio Videla.


Su pensamiento sobre los medios de comunicación se encuentra claramente expuesto en el Editorial del Aire del 28 de Agosto de 1964 y dice así: "En la vida de las comunidades modernas, los medios de comunicación tienen una función vital, porque es una necesidad imperativa de la gente el comunicarse entre sí, acortar distancias, tomar contacto con la realidad que le circunda...".


Sus palabras y sus recuerdos plasmados en innumerables páginas siguen alimentando muchos puntos de vista. Sus enseñanzas serán siempre útiles para los profesionales del presente y del futuro.


Entre los pergaminos de honor que le fueron entregado se cuentan: El Laurel de Plata de la entidad Refugio, en el año 1998; un reconocimiento del Círculo Piemontés; el premio PROBUS al Mérito en 1997; un reconocimiento por su periodismo digno, del Sindicato de Prensa y Comunicación Social en 1978; una distinción de la Asociación de Trabajadores del Estado en 1993; el reconocimiento, en el año 2001, del Centro de Residentes Jachalleros en San Juan como socio fundador; el Racimo de Oro, entregado en Buenos Aires en 1971; la Cruz de Plata y el Martín Fierro en 1972; el premio Santa Clara de Asís en 1980, por su trayectoria como periodista católico; y la mención proveniente del Consejo Deliberante de la Municipalidad de la Capital, entregada el sábado 12 de junio de 2004, donde lo declararon Vecino Ilustre de la Ciudad Capital de San Juan. Además de innumerables reconocimientos verbales y escritos de los medios en los que trabajó, donde dejó la huella de su personalidad.


Muchos de sus colegas le pusieron, antes de su partida el 12 de diciembre de 2006, el título de decano del periodismo de San Juan. Y dejó una última frase: "La censura que se impone a la inmoralidad, cualquiera sea su forma, es siempre lícita en razón del bien común que ampara". Siempre proclamó que la libertad es un medio y no un fin y que la exageración de ésta se traduce en libertinaje. De esa manera buscó el bien social por sobre el individual.


Sus seis grandes amores fueron: Dios, su esposa, la familia, la patria, Jáchal y el periodismo. Sin dudas Emilio Biltes fue: un gran precedente humano, un periodista intachable.



Feliz día abuelo!!




Pablo Zama.