lunes, 18 de junio de 2007

UN SUEÑO CUMPLIDO.


(El ascenso de San Martín a Primera: texto publicado en Diario El Zonda de San Juan el domingo 17 de junio de 2007)


Desde el ocaso al cielo, en no sé si unos minutos o una eternidad imposible de suplantar jamás. Esas lágrimas, el abrazo interminable con mi hermano, los recuerdos que todavía no dejan de cesar, de transformarse en lo más hermoso que vivo como hincha de fútbol, no los puedo dejar al margen. El grito sublimado, el llanto eterno, el cielo en las manos, ese grito del relator que no deja de aturdirme.
Es imposible recordar cada uno de los detalles, cada momento aprisionado en ese tumulto del que nunca quiero salir. El tumulto de la ilusión, el abrazo con el desconocido. Y ahí, en ese momento, en el del suspiro y el alarido final, cuando el partido se iba, cuando la ilusión se desmoronaba, ese fuego sagrado, el gol que no quise ver por miedo. Con Brusco rompiendo los piolines y el relator que estaba de rodillas, gritando lo que jamás se imaginó. Nada, ni nadie podrá ahora contarme lo que es la felicidad en el fútbol. Nada, ni nadie me volverá a hacer recordar el momento en que casi descendemos, en el que la desidia nos tenía a los verdinegros con una amargura tremenda. Hoy, todo eso se esfumó para siempre.
Todo volvió a tener el color de lo imposible cuando Tonelotto se alzó en el área, se rompió en el aire, con el suspenso en las retinas de todo San Juan, todo el ambiente futbolero se fue por las nubes. Y suspendido en la sorpresa, sin saber qué hacer...grité, me abracé con un tipo que debe conocer más o menos toda la trayectoria de San Martín. Esperé a mi hermano que baje de la platea y no paramos de saltar, abrazados, con lágrimas en los ojos, con una emoción única, dejando de lado toda la bilis tragada tiempo atrás. El sueño se cumplió, tras largos años esperando, rogando que este minúsculo rincón del mundo llegue alguna vez a conseguir pisar ese suelo tan ansiado.
No voy a olvidar jamás esta hazaña. No voy a olvidar jamás ese mero instante de felicidad. No pienso olvidarme del día en que cumplí uno de mis dos sueños. Algo que esperé toda la vida. Y esas lágrimas...¡lo dijeron todo!!

EL PRIMERO
El gol que puso el suspenso al partido. Ese momento en que la paridad con el encuentro de ida era una realidad. Nadie presagiaba el final. Pero no pude dejar de gritarlo como lo hice siempre, como cada gol que el Verdinegro marcó en los trece años de toda su historia en la Primera B Nacional.

LA SALVACIÓN
Las caras eran el aviso fúnebre para hoy. La desazón y todos los fantamas sobrevolaban Concepción. Algunos se retiraban de la platea. Y... ¡Bruscó sacó un zapatazo enorme!!, similar al que sacó frente a Instituto de Córdoba. El malón verdinegro no podía ser parado y la esperanza resurgió de lo más hondo.

EL DELIRIO
Mis cuerdas vocales no querían más y el nerviosismo era grandísimo. No me acuerdo demasiado, pero entiendo que vi elevarse a Tonelotto, yo estaba pegado a la tela, y el rugido fue tremendo. Grité hasta más no poder. Me confundí con los demás hinchas. Y me encontré en la cancha delirando...



PABLO ZAMA.

lunes, 4 de junio de 2007

SAN MARTÍN: La ilusión que ya condena.


(Texto publicado en la revista El Superclásico de San Juan en el 2007)


Los aullidos comenzaban a hacerse sentir en un tumulto de emociones que discurrían desde Concepción hacia toda la geografía provincial. El sueño tan anhelado comenzaba a quedar al alcance de las manos como un espejismo que era tocado por primera vez. Había terminado el partido de la ilusión en Tucumán. El Verdinegro sanjuanino le había ganado por 2 a 0 al siempre difícil Santo de Ciudadela. Pero el grito todavía tenía algo de contención porque en Bahía Blanca Olimpo todavía no terminaba su partido. Era necesario que ganen los bahienses para empezar a soñar ya con todos los números a favor. La información no llegaba y el tiempo tenía la eternidad de ese tiempo subjetivo que parece nunca terminar. “Cada sueño, cada sueño en mi memoria, es como una película fatal”, decía Miguel Mateos en el recuerdo de algún hincha que ya naufragaba por el romántico tinte que tiene ir a pelear arriba, la gran posibilidad de llegar a la cima, de dejar de ser pobre para pisar por primera vez el círculo mayor del fútbol argentino.
Y el grito, la tan ansiada información llegó. Horacio Lucero disparaba desde su estudio: “Olimpo campeón!”. Y la alegría, la algarabía, el más hondo sentimiento y el más sonoro viso de emoción era disparado al cielo como un cometa descontrolado, verdinegro, con toda la ilusión del mundo.
En un partido complicado que San Martín de San Juan hizo fácil en gran parte del trámite del encuentro. Con muchos sanjuaninos que hicieron su esfuerzo para llegar a Tucumán y apoyar a su equipo. Con todos los que quedaron, expectantes, al unísono de ese gran final. El Verdinegro cumplió con lo que algunos de sus jugadores dijeron tiempo atrás: “Vamos a estar en las finales”. ¿Y Teté Quiroz? Teté, repudiado por algunos cuando se calzó la remera de técnico del equipo de Concepción, ese gran jugador emblema que tuvo Racing ya hizo historia con San Martín y sus lágrimas, al término del encuentro denotan el sacrificio y la perfección que intentó imprimirle a su trabajo.
“Estoy casi condenado a tener éxito para no ser un perro fracasado”, sigue largando Miguel Mateos, y todo cuadra, todo, en ese enjambre de hinchas que se abrazaron desde distancias remotas, en ese calor imaginario, en ese grito loco, en la posibilidad cierta de cumplir un sueño. En todo ese aroma a carnaval insoslayable el Verdinegro en una tarde que ya es histórica dejó sellada su estampa para siempre. El calendario dirá: “Sábado 2 de junio de 2007, San Martín de San Juan consigue el pasaje a la final de la Primera B Nacional por primera vez en su historia”.
Aunque lo mejor será llegar a la segunda parte de este año y cruzarse con Boca, con River, hacerle alguna canallada a Rosario Central, disfrutar de un partido frente al Pincha, hacerle goles a los Diablos y a la Academia de Avellaneda, conseguir un taquito del Canito Gómez en un atrapante partido frente a San Lorenzo. Ese idilio, tan imposible antes hoy está cerca. San Martín está en la final por el segundo ascenso. Con muchos puntos altos el Verdinegro consiguió el momento tan ansiado… pero todavía falta, todavía el postre espera por su frutilla. “El verde se va de la B, el verde se va de la B…”, casi un himno en los últimos tiempos, un anhelo que por fin puede concretarse. Y el que nunca lloró por una camiseta, ese sábado histórico disparó sus primeras lágrimas, sin entender nada, sin saber lo que pasaba, sin terminar de caer en la chance en la que se ha metido San Martín, sin presagiar todavía lo que puede ser para San Juan tener un equipo en primera división.
El que escribe tan solo espera en el rincón del onirismo más exultante que esta chance no sea desperdiciada, que tras esa tarde de carnaval quede sellado el camino a Primera del equipo de Teté. Huracán de Parque Patricios lo espera al Verdinegro para dirimir un sueño, falta poco, todo está al alcance de la mano, y si San Martín lo sabe ganar, quién sabe qué pasará en San Juan, por la cabeza de los hinchas, por el alma de los dirigentes, por la pasión de los jugadores. Falta la última puntada, y en este deporte que se considera como la sublimación de las guerras, la sensación de conseguir la gran meta será más que una guerra una reivindicación de la paz….
En la tarde del zarpazo final el gritó podrá ser el de: “Es el equipo de Teté, es el equipo de Teté, es el equipo de Teté…”

Si no se asciende se tirará todo por la borda, pero si se llega… la felicidad será eterna…



PABLO ZAMA.