¿Qué se esconde detrás de la renuncia de César Gioja?
Pérdida de poder K. Impacto negativo a nivel nacional, tras los cuestionamientos, de la política minera provincial. Marcha atrás, y ahora críticas, respecto al veto presidencial a la ley de glaciares. Replanteos inesperados en materia de regalías y retenciones a Barrick. Golpe de timón camino al 2011: el deseo oficialista de que José Luis sea presidente y César, gobernador.
La noticia, salida de la boca de su propio protagonista, caía con sorpresa el martes 7 de julio: “Ya hablé con el presidente del bloque –del FPV en el Senado, Miguel Pichetto- y acordamos mi reemplazo como presidente de la Comisión de Minería, Energía y Combustibles, cuando termine el período el 10 de diciembre”. César Gioja anunciaba así, en conferencia de prensa, que deja su cargo tan cuestionado en el Senado de la Nación. El hermano del Gobernador también es señalado como supuesto proveedor de la minera canadiense Barrick Gold Corporation a través de la empresa de la cuál es propietario: Bentonitas Santa Gema SA. Por esa razón, sus detractores hablan de un probable negocio personal del senador con la multinacional. Y subrayan esa incompatibilidad con el cargo de presidente de la comisión que se encarga de elaborar proyectos de ley para regular el sector minero desde la Cámara alta del Congreso de la Nación. Las palabras que precedieron y que prepararon el terreno para su posterior afirmación fueron contundentes: "Es una decisión tomada, no hay marcha atrás”. Ahí nomás, quienes siempre fueron críticos frente al supuesto doble rol de César Ambrosio Gioja en relación a la actividad económica preponderante en la actualidad de la provincia levantaron su escepticismo sobre la decisión del aspirante a la gobernación en el 2011 (confirmó sus intenciones de suceder a su hermano en el ejecutivo provincial).
El senador del Frente para la Victoria desempeña la función de presidente de la Comisión de Minería desde que fue electo en ese cuerpo legislativo en el 2005, mientras que en mayo de este año había sido ratificado en esa función por los miembros de la Cámara alta con los votos de la mayoría de los integrantes del FPV. Sin embargo, dos meses después, y tras las últimas elecciones legislativas, el senador nacional decidió dar un paso al costado. Respecto a la decisión, hay quienes ya argumentan que César Gioja de todos modos no tendría el 10 de diciembre, cuando se renueve el Congreso, el mismo apoyo que tuvo hasta Mayo y por eso –especulan algunos opositores- no podría continuar, por más que quisiese, al frente de esa comisión.
Distinto contexto
Sin dudas que el escenario que dejaron las elecciones legislativas nacionales, después de la barrida que sufrió el poder de los Kirchner en el país y la pérdida de una diputación nacional (que demarca una caída en el electorado) por parte de la hegemonía giojista, declinó en decisiones que empiezan a vislumbrarse, por ahora tenuemente, pero con la búsqueda firme de algún impacto político a largo plazo (2011), desde el oficialismo local.
El quiebre político que se produjo a partir del 28 de junio en el país tuvo acciones que refractan decisiones precedentes del poder político nacional. Porque la idiosincrasia política adoptada como sello propio del kirchnerismo desde su gestación en Santa Cruz tuvo que volver sobre sus pasos, cambiar de dirección y, por primera vez, abrirse al diálogo. Y en este contexto crepuscular, en el que algunos de los opositores al gobierno nacional no aceptan ahora el diálogo que antes pedían y les fue frustrado (matiz esquizofrénico últimamente acostumbrado en la política partidaria), también están los caudillos provinciales que ahora intentan despegarse de los “leprosos”, cuando antes fueron parte de la esfera de influencias íntimas que circulaba en torno a los Kirchner.
Se arrepiente del veto
Dado este contexto inmediato, no es nada descabellado pensar que ahora el giojismo intente hacer uso de su instinto de preservación política y se incline por despegarse de eso que parece ser la muerte anunciada de un kirchnerismo en decadencia. Visos para desenmarañar este escenario no faltan, y ahí se encuentra, al parecer en primera fila de las decisiones, el anuncio de César Gioja el pasado 7 de julio. Pero ese no es el único síntoma de este incipiente alejamiento en el discurso político de los Gioja con los Kirchner. El encargado, al parecer, de estar en la línea de ataque de ese pelotón de sutil enfrentamiento ideológico hacia el poder central, el propio César Ambrosio, fue quien el sábado 11 de julio en Radio Colón tiró una frase no menos sorprendente que su renuncia a la presidencia de la comisión que integra en el Senado sino que, más aún, reviste un mayor impacto: "Creo que fue un error el veto presidencial -de la ley de glaciares- y yo asumo el error. Yo no estuve en el momento de la votación, pero voté a favor el dictamen de comisión. Analicé rápidamente el tema, pero creo que cometimos un error".
Nada más paradigmático del alejamiento que empieza a percibirse entre esas fuerzas políticas que desde el 2003 se necesitaron mutuamente para consolidarse, unos a nivel nacional y otros en San Juan, que esta frase inesperada del todavía presidente de la Comisión de Minería del Senado de la Nación respecto a un veto que antes apoyó y ahora critica. Esa relación política parece empezar a volver a sus orígenes, tal como era a principios de este siglo cuando en el Senado Cristina Fernández no se llevaba bien con José Luis Gioja y hay quienes incluso aseguran que lo repelía. Y parece que con este nuevo escenario, el veto (mediante el decreto presidencial 1837/8) del 10 de noviembre del año pasado a la ley 26.418 –ley de protección de los glaciares, sancionada por unanimidad en el Congreso el 22 de octubre- ahora aparece, paradójicamente, criticado por quienes están sospechados -según el ex kirchnerista Miguel Bonasso- de haber participado activamente a favor de ese veto. Tanto Bonasso como la ex diputada Marta Maffei (impulsora de la ley) recordaron durante los últimos meses las reuniones posteriores a la ejecución del decreto 1837/8 -denominado por ellos como “veto Barrick Gold”- de la Presidenta y José Luis Gioja con altos funcionarios de esa multinacional (el fundador de la transnacional, Peter Munk y el actual presidente, Aaron Regent), marcando una probable “connivencia” entre los dos sectores.
Cambio en el discurso
El punto de inflexión que los Gioja parecen considerar para recuperar parte del electorado perdido y diferenciarse de los Kirchner tiene que ver con un cambio paulatino en el discurso respecto a la minería a cielo abierto. César Gioja destacó, en la entrevista en la que eligió como escenario para plantar este giro político, que cree “que en minería hay que replantear las retenciones y las regalías, que forman parte del negocio en su conjunto”. Además de considerar, apuntando al accionar de Jorge Mayoral, secretario de Minería de la Nación (otro que suena como candidato a gobernador), que "hay un divorcio entre la sociedad y la minería que debe solucionarse y que tiene que ver con la falta de información hacia la gente". “Tocar” a Mayoral es prácticamente tirarle una pedrada, en el tema minero, a la ventana del patio de los Kirchner. Puede ser una señal. Criticar el mal manejo comunicacional que llega desde Nación referido a la minería en la provincia y también endilgarle parte de ese problema a la empresa es un intento claro de aspirar a sacarse de encima ese lastre negativo.
En ese sentido, el tercer Gioja, Juan Carlos, diputado nacional (integrante además de la Comisión de Minería de la Cámara baja) –según algunas versiones periodísticas- en un golpe un poco más significativo, le habría pedido al ministro Julio De Vido el desplazamiento de Mayoral en su cargo. Aunque hoy salió en Diario Huarpe una aclaración de J.C. Gioja en la que desmentía esos dichos, más allá que la sospecha ya se había sembrado y Mayoral no tardó en reaccionar. A estos dos ataques en una semana, el secretario de Minería salió el martes 14 con una defensa sutil pero dura. Dio a entender, por ejemplo, que respecto al veto a la ley de glaciares los legisladores sanjuaninos de ese sector no habían revisado bien el proyecto y que él tuvo que realizar un veto técnico para la posterior ejecución del decreto por parte de la Presidenta, mostrándose a favor de ese veto pero, a la vez, reconociendo el costo político que tiene para el gobierno nacional.
Mientras eso pasa, el Gobernador hace silencio, casi como dejando lugar para la especulación de pensar que lo que acontece es una estrategia suya: dejar que sus aliados más próximos, que además son sus hermanos, sean sus mensajeros para darle a conocer a los Kirchner cuál es su nueva postura adoptada después del 28 de junio. Sin embargo, José Luis Gioja, dentro de ese silencio mediático parece no perder tiempo y, según algunas versiones periodísticas, ya estaría empezando a tejer sus alianzas para intentar llegar a la Casa Rosada dentro de dos años, dejando de lado al matrimonio presidencial.
¿Un episodio más explícito de cómo se teje ese camino?: el viernes 17 de julio una columna periodística de Diario Clarín firmada por Julio Blank destacaba que José Luis Gioja mantiene reuniones con Eduardo Duhalde (que vuelve al ruedo, furioso con el “Pingüino” que lo dejó de lado tras servirse de su caudal político para llegar a la presidencia en el 2003). Duhalde -según Blank- le recomendó tanto a José Luis Gioja como al gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, que tengan “prudencia con Cristina y nada de piedad con Kirchner”.
Entonces, ¿qué se esconde detrás de la renuncia de César Gioja a la presidencia de la Comisión de Minería en el Senado? Y, más aún, ¿qué es lo que el giojismo busca construir a partir de los mensajes aquí señalados y los primeros visos de enfrentamiento con la Nación, que tienen que ver con la imagen de la minería en la provincia? No es muy difícil de entender: todo parece formar parte de un entramado minucioso y paulatino para intentar colocar a un Gioja presidenciable (José Luis) bien posicionado y a otro Gioja (César) con chances de llegar a la Casa de Gobierno de la provincia. El propio César Gioja (tantas veces señalado como el estratega de las políticas gubernamentales de su hermano José Luis) fue el vocero de ese click pos electoral que hubo a fines de junio y es quien apunta directamente a los Kirchner y dice: "El proyecto kirchnerista tiene vigencia, pero hay que cambiar la forma de ejecutarlo, sin autoritarismo ni soberbia". Un giro político producto de una coyuntura que tras los cuestionamientos nacionales a la explotación minera en la provincia devino en un intento de lavado de cara para los Gioja. Mensajes claros de una carrera que ya se lanzó y no para hasta el 2011.
El senador del Frente para la Victoria desempeña la función de presidente de la Comisión de Minería desde que fue electo en ese cuerpo legislativo en el 2005, mientras que en mayo de este año había sido ratificado en esa función por los miembros de la Cámara alta con los votos de la mayoría de los integrantes del FPV. Sin embargo, dos meses después, y tras las últimas elecciones legislativas, el senador nacional decidió dar un paso al costado. Respecto a la decisión, hay quienes ya argumentan que César Gioja de todos modos no tendría el 10 de diciembre, cuando se renueve el Congreso, el mismo apoyo que tuvo hasta Mayo y por eso –especulan algunos opositores- no podría continuar, por más que quisiese, al frente de esa comisión.
Distinto contexto
Sin dudas que el escenario que dejaron las elecciones legislativas nacionales, después de la barrida que sufrió el poder de los Kirchner en el país y la pérdida de una diputación nacional (que demarca una caída en el electorado) por parte de la hegemonía giojista, declinó en decisiones que empiezan a vislumbrarse, por ahora tenuemente, pero con la búsqueda firme de algún impacto político a largo plazo (2011), desde el oficialismo local.
El quiebre político que se produjo a partir del 28 de junio en el país tuvo acciones que refractan decisiones precedentes del poder político nacional. Porque la idiosincrasia política adoptada como sello propio del kirchnerismo desde su gestación en Santa Cruz tuvo que volver sobre sus pasos, cambiar de dirección y, por primera vez, abrirse al diálogo. Y en este contexto crepuscular, en el que algunos de los opositores al gobierno nacional no aceptan ahora el diálogo que antes pedían y les fue frustrado (matiz esquizofrénico últimamente acostumbrado en la política partidaria), también están los caudillos provinciales que ahora intentan despegarse de los “leprosos”, cuando antes fueron parte de la esfera de influencias íntimas que circulaba en torno a los Kirchner.
Se arrepiente del veto
Dado este contexto inmediato, no es nada descabellado pensar que ahora el giojismo intente hacer uso de su instinto de preservación política y se incline por despegarse de eso que parece ser la muerte anunciada de un kirchnerismo en decadencia. Visos para desenmarañar este escenario no faltan, y ahí se encuentra, al parecer en primera fila de las decisiones, el anuncio de César Gioja el pasado 7 de julio. Pero ese no es el único síntoma de este incipiente alejamiento en el discurso político de los Gioja con los Kirchner. El encargado, al parecer, de estar en la línea de ataque de ese pelotón de sutil enfrentamiento ideológico hacia el poder central, el propio César Ambrosio, fue quien el sábado 11 de julio en Radio Colón tiró una frase no menos sorprendente que su renuncia a la presidencia de la comisión que integra en el Senado sino que, más aún, reviste un mayor impacto: "Creo que fue un error el veto presidencial -de la ley de glaciares- y yo asumo el error. Yo no estuve en el momento de la votación, pero voté a favor el dictamen de comisión. Analicé rápidamente el tema, pero creo que cometimos un error".
Nada más paradigmático del alejamiento que empieza a percibirse entre esas fuerzas políticas que desde el 2003 se necesitaron mutuamente para consolidarse, unos a nivel nacional y otros en San Juan, que esta frase inesperada del todavía presidente de la Comisión de Minería del Senado de la Nación respecto a un veto que antes apoyó y ahora critica. Esa relación política parece empezar a volver a sus orígenes, tal como era a principios de este siglo cuando en el Senado Cristina Fernández no se llevaba bien con José Luis Gioja y hay quienes incluso aseguran que lo repelía. Y parece que con este nuevo escenario, el veto (mediante el decreto presidencial 1837/8) del 10 de noviembre del año pasado a la ley 26.418 –ley de protección de los glaciares, sancionada por unanimidad en el Congreso el 22 de octubre- ahora aparece, paradójicamente, criticado por quienes están sospechados -según el ex kirchnerista Miguel Bonasso- de haber participado activamente a favor de ese veto. Tanto Bonasso como la ex diputada Marta Maffei (impulsora de la ley) recordaron durante los últimos meses las reuniones posteriores a la ejecución del decreto 1837/8 -denominado por ellos como “veto Barrick Gold”- de la Presidenta y José Luis Gioja con altos funcionarios de esa multinacional (el fundador de la transnacional, Peter Munk y el actual presidente, Aaron Regent), marcando una probable “connivencia” entre los dos sectores.
Cambio en el discurso
El punto de inflexión que los Gioja parecen considerar para recuperar parte del electorado perdido y diferenciarse de los Kirchner tiene que ver con un cambio paulatino en el discurso respecto a la minería a cielo abierto. César Gioja destacó, en la entrevista en la que eligió como escenario para plantar este giro político, que cree “que en minería hay que replantear las retenciones y las regalías, que forman parte del negocio en su conjunto”. Además de considerar, apuntando al accionar de Jorge Mayoral, secretario de Minería de la Nación (otro que suena como candidato a gobernador), que "hay un divorcio entre la sociedad y la minería que debe solucionarse y que tiene que ver con la falta de información hacia la gente". “Tocar” a Mayoral es prácticamente tirarle una pedrada, en el tema minero, a la ventana del patio de los Kirchner. Puede ser una señal. Criticar el mal manejo comunicacional que llega desde Nación referido a la minería en la provincia y también endilgarle parte de ese problema a la empresa es un intento claro de aspirar a sacarse de encima ese lastre negativo.
En ese sentido, el tercer Gioja, Juan Carlos, diputado nacional (integrante además de la Comisión de Minería de la Cámara baja) –según algunas versiones periodísticas- en un golpe un poco más significativo, le habría pedido al ministro Julio De Vido el desplazamiento de Mayoral en su cargo. Aunque hoy salió en Diario Huarpe una aclaración de J.C. Gioja en la que desmentía esos dichos, más allá que la sospecha ya se había sembrado y Mayoral no tardó en reaccionar. A estos dos ataques en una semana, el secretario de Minería salió el martes 14 con una defensa sutil pero dura. Dio a entender, por ejemplo, que respecto al veto a la ley de glaciares los legisladores sanjuaninos de ese sector no habían revisado bien el proyecto y que él tuvo que realizar un veto técnico para la posterior ejecución del decreto por parte de la Presidenta, mostrándose a favor de ese veto pero, a la vez, reconociendo el costo político que tiene para el gobierno nacional.
Mientras eso pasa, el Gobernador hace silencio, casi como dejando lugar para la especulación de pensar que lo que acontece es una estrategia suya: dejar que sus aliados más próximos, que además son sus hermanos, sean sus mensajeros para darle a conocer a los Kirchner cuál es su nueva postura adoptada después del 28 de junio. Sin embargo, José Luis Gioja, dentro de ese silencio mediático parece no perder tiempo y, según algunas versiones periodísticas, ya estaría empezando a tejer sus alianzas para intentar llegar a la Casa Rosada dentro de dos años, dejando de lado al matrimonio presidencial.
¿Un episodio más explícito de cómo se teje ese camino?: el viernes 17 de julio una columna periodística de Diario Clarín firmada por Julio Blank destacaba que José Luis Gioja mantiene reuniones con Eduardo Duhalde (que vuelve al ruedo, furioso con el “Pingüino” que lo dejó de lado tras servirse de su caudal político para llegar a la presidencia en el 2003). Duhalde -según Blank- le recomendó tanto a José Luis Gioja como al gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, que tengan “prudencia con Cristina y nada de piedad con Kirchner”.
Entonces, ¿qué se esconde detrás de la renuncia de César Gioja a la presidencia de la Comisión de Minería en el Senado? Y, más aún, ¿qué es lo que el giojismo busca construir a partir de los mensajes aquí señalados y los primeros visos de enfrentamiento con la Nación, que tienen que ver con la imagen de la minería en la provincia? No es muy difícil de entender: todo parece formar parte de un entramado minucioso y paulatino para intentar colocar a un Gioja presidenciable (José Luis) bien posicionado y a otro Gioja (César) con chances de llegar a la Casa de Gobierno de la provincia. El propio César Gioja (tantas veces señalado como el estratega de las políticas gubernamentales de su hermano José Luis) fue el vocero de ese click pos electoral que hubo a fines de junio y es quien apunta directamente a los Kirchner y dice: "El proyecto kirchnerista tiene vigencia, pero hay que cambiar la forma de ejecutarlo, sin autoritarismo ni soberbia". Un giro político producto de una coyuntura que tras los cuestionamientos nacionales a la explotación minera en la provincia devino en un intento de lavado de cara para los Gioja. Mensajes claros de una carrera que ya se lanzó y no para hasta el 2011.
Pablo Zama.
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