Presidio Oeste a la noche. Gran Hermano se cae del televisor casi como disculpándose de la atrocidad que le comete a sus seguidores. Sin embargo, sigue cosechando el raiting necesario como para quedarse a vivir.
Y ahora: Presidio Oeste, después del fastidio. Me siento un rato a comprender o a intentar entender semejante aborrecimiento que siento hacia toda la parodia absurda anti cultural de la TV argentina. No parece que salga algo importante de mi materia gris casi en desuso. Pero… ¿quién dijo que esté prohibido ir en contra de la corriente? ¿Más todavía cuando el enchufe que exhala esa corriente va en detrimento de nuestra capacidad crítica y creativa? ¿Se acabaron los creativos?
En los medios ya se instaló eso de “escuelas de jornada completa”. Claro, el automatismo y la nula capacidad de pensar, de crear, nos está haciendo tocar fondo. Fondo que diluye hasta la capacidad de razonar lo que está bien y lo que está mal. Meras inoperancias de un sistema que ya no sé si es dominante o está dominado. La idea, la lectura precaria, rudimentaria y general que puede entregar este Estado amorfo de pensamiento es la de una opacidad tal que me asombra. Quienes manejan el barco prefieren dejar que el timón se perpetúe entre sus manos para dar rienda suelta a la alegría de saber que nadie más será capaz de tomar las decisiones. Se está contribuyendo a desmoronar el acto reflexivo puro, derecho de todo ser humano, de, por lo menos, preguntarse sobre la existencia. Las escuelas, hoy en día disparan su artillería fragmentada de conocimientos a un ritmo demoledor, porque poco queda acentuado y se pierde el conocimiento fundamental. Se desperdicia la capacidad y el deber de toda persona de pensar por sí mismo, en un mundo contaminado por el consumo frustrante y la televisión basura. Consumo frustrante porque, tal como lo analizan los psicólogos, se requiere, para pertenecer a este Planeta Esnob, de determinadas virtudes (más bien desvirtudes económicas y estéticas) que socavan la inclusión a la sociedad de quienes (la mayoría) no las posee.
Para ser, en este mundo, es necesario tener. Es decir, el tener reemplazó al ser, o se es de acuerdo a lo que se tiene, materialmente hablando. Se diluyó el pensamiento ético sobre lo que está bien o mal, para instalar el pensamiento fetichista de hacer lo que a cada uno le conviene. Los niños vivirán en la escuela, creyendo que la única educación la reciben ahí. Se destruyen los vínculos familiares y la posibilidad de esparcimiento creativo que genera ideas, pensamientos propios. Un niño que se ensucia en el barro puede llegar a ser mejor, y servirle más a la sociedad, que uno que nunca tuvo semejante privilegio de vivir, sino que se mantuvo en la burbuja irreal de las aulas. Digo, no está para nada mal la educación escolar, siempre y cuando los tiempos no se corrompan y los conocimientos se apliquen de manera tal que queden realmente aprendidos y aprehendidos.
¿Qué perseguimos? ¿Perseguimos la posibilidad de que el lado autodidacta de cada ser humano se pierda para siempre en abismos irresolutos? ¿Perseguimos un futuro donde los creadores (científicos, artistas, pensadores) no existan? La sociedad forjada así sería difícil de digerir, porque todos serían autómatas que persiguen la moda y comen libros, o fragmentos de libros, sin entenderlos. Leí alguna vez que desde hace algunas décadas a esta parte los genios se han acabado, no aparecieron más genios o los desperdiciamos en la nada, los maniatamos a la rutina vertiginosa y sin sentido.
Ahora los genios están viendo Gran Hermano. Y no saben que ese nombre le fue propinado a tal programa basura y vacío de contenido, por la novela de George Orwell, “1984”. Novela fenomenal que abre la mente y despierta la curiosidad creativa de pensar más allá del reducto servil en el que nos movemos. Novela paradigmática de la sociedad que hoy vivimos y que Orwell hace poco menos de un siglo ya la había pintado. Novela que, en definitiva, nunca iba a imaginar que sus renglones servirían para contribuir a lo mismo que en ella se criticaba metacomunicacionalmente.
Y los que consumen Tinelli….. ¿se darán cuenta del denigramiento moral al que están expuestos?
Autómatas venid, ese que tratáis de loco, tal vez se esté despertando, mientras vuestro bostezo eterno sigue su camino hacia el abismo.
No está demás ponerse a pensar, disponer de un tiempo para crear y recuperar nuestra capacidad crítica. Así nos daremos cuenta que el propagandismo absurdo de este penoso gobierno que hace agua por todos lados cuando intenta mostrar su lado supuestamente intelectual, está vacío. Nos dieron de comer el pasto del circo que decía: “En San Juan se adelantarían las elecciones”. Y mientras la gran mayoría de los dueños de los medios de comunicación enviaron, con micrófono y anotador, a sus periodistas a perseguir al mandamás Gioja en busca de alguna palabra sin respuesta. Mientras todo eso pasaba, está claro que desde la Secretaría de Información Pública se había lanzado semejante rumor para precisar cuál era el caudal electoral del gobernador y saber si la probabilidad de llamado a elecciones para agosto tenía el cuerpo necesario para permitir su ejecución. Si había elecciones o no en agosto no me preocupaba, lo que me preocupaba en ese momento, me sigue despertando indignación, y me llama a reflexionar, es que una gran mayoría siga comiendo pescado podrido sin reclamar al pescadero por su digno derecho a saber la verdad. “No hay que gobernar con una urna en la cabeza”. Nuestro gobernador viene expresando su ambigua frase desde hace tiempo y cada vez, sin que él se dé cuenta, se destapa el signo demagogo de su sello político. Demagogia por todos lados, pescado podrido en todas las esquinas. Y vos, que ya estarás mareado….. ¿qué pensar hacer?..... ¿Preferís cercenar tu capacidad reflexiva?, ¿o querés sobreponerte a la basura y construir tu destino como corresponde, aunque eso amerite correr demasiados riesgos por el solo hecho de pensar?.....
Pensalo.....
PABLO ZAMA.