lunes, 26 de abril de 2010

"El Palacio vibra"... con Kameleba:



Otro rugido del León


(Nota publicada en El Diario de la República -San Luis-, con motivo de la presentación de "Vibra Sound" -el último trabajo de la banda-, y de la grabación de un capítulo del programa "El oficio de vivir", de ese diario). 


“Es la búsqueda de ejercicio de derechos”. En el mundo rasta, con la música como expresión social de dolores que no suturan, como arte que sublima con humanidad pesares recurrentes, aparece la expresión que divierte a la juventud. Y ahí está Kameleba, un grupo de villamercedinos que viaja por el país llevando su música y su mensaje. El reggae como excusa. La frase directa, de apertura de esta nota –expresada por Darío Alturria, el líder de la banda-, como premisa de fondo. Ahora a la TV, con el ciclo “El oficio de vivir” de El Diario de la República por Canal 13, bajo el nombre de “El Palacio vibra”, para todo San Luis. La explosión del mítico Palacio de los Deportes en Villa Mercedes en la noche de la presentación del nuevo trabajo de la banda: “Vibra Sound”. Todo capturado por las cámaras en la intimidad de la banda y en el estallido de su público cuando los ocho integrantes de Kameleba saltaron al escenario en una noche inolvidable para los fans.

Las cámaras 1

Los productores de A Media Group y los periodistas de El Diario llegan a Villa Mercedes. La mansedumbre de las primeras horas en la calle no indica nada sobre lo que van a vivir los mercedinos en la noche. En la mañana todo transcurre con la tranquilidad de lo cotidiano. Las cámaras son bajadas de los vehículos y los equipos técnicos revisados minuciosamente.

En la siesta, el Palacio de los Deportes ya tiene ecos de los técnicos de la banda que comienzan a montar el escenario. Un grupo de jóvenes patea una pelota anticipándose a la descarga de tensiones que ya van a venir, ninguno tiene buen pie y el único arco en el que juegan queda invicto. Sin embargo, en la banda hay algo de la mística del fútbol -según el manager de la banda, Martín González, que descansa en uno de los asientos de la platea-: “Los chicos son como Chicho Serna –ex Boca-, hacen de todo para que la banda pueda salir bien al escenario”. Los técnicos (cerca de 11 personas que son parte de Kameleba en cada recital) están en el estadio desde las 10. “¡En el Palacio no quiero recitales de Kameleba, ¿cuántas veces se los he dicho?!”, grita uno de los técnicos y la frase que parece parodiar los dichos de algún funcionario municipal retumba en el estadio cerrado, en la consolidación de una banda que ahora, tras más de nueve años de viaje reggae, como si fuera la Bombonera villamercedina, se colman de emoción cuando tienen la chance de volver al Palacio de los Deportes. 

Existe una atmósfera que irradia tranquilidad. Darío Alturria y sus músicos no están cerca del Palacio, descansan imaginando una noche épica. Las cámaras que van a mostrarle a San Luis cómo es por dentro este fenómeno juvenil llamado Kameleba empiezan a registrar los momentos que están detrás de escena, base que cimenta la puesta en escenario nocturna.
     
Las cámaras 2

“Llegué a entender que una banda no sólo se conforma con músicos”. Mito Zalazar, un diseñador gráfico neuquino que vive en Villa Mercedes, trabaja para Sony y Telefé, y desde hace dos años es parte de Kameleba, mira a la cámara y apoyado en una baranda del Palacio cuenta que es el autor del arte de tapa del nuevo disco de la banda.

Después de una breve charla con Zalazar las cámaras van en búsqueda de la familia de Darío e Iván Alturria. La madre del cantante y el músico, Clara Lucero, pasea por el Palacio mientras los técnicos arman el escenario. “Nos están dando muchas satisfacciones”, dice. De fondo, el sonido del escenario, mientras los técnicos prueban el volumen de los instrumentos hace que la entrevista tenga que ser cortada en varias ocasiones. Clara sigue: “Hemos venido conociendo esta cultura rasta y nos damos cuenta que es algo sumamente interesante, es una cultura muy bella. Es algo muy sufrido, si uno ve la vida del jamaiquino”.
Más tarde, la prueba de sonido inunda de música por primera vez al estadio José María "El Mono" Gatica. Los músicos de la banda pisan por primera vez el escenario, pero sin público todavía. Hay ansiedad. Las caras denotan el nerviosismo característico del pre recital. El manager del grupo pide que la entrevista a los músicos sea después de la prueba de sonido, porque ese es el momento de mayor tensión para un artista. Después de más de una hora, Kameleba baja del escenario y busca los vestuarios.

Las cámaras 3

Las filmadoras no tienen descanso. Llega el turno del productor del disco, Eduardo Bergallo. “Cuando los vi en vivo me di cuenta de cómo los seguía la gente y eso me sorprendió (…) Ahora es muy difícil predecir qué va a pasar con ellos en el futuro y si van a ir probando nuevos estilos”. El productor, de acento porteño, anticipa lo que va a haber en el escenario, tras los comentarios sobre la experiencia de grabar un disco en vivo: “Tiene mucha vibración, es como una especie de toma en vivo, pero en estudio”. Las cámaras llegan al costado del escenario, el técnico Matías Gil habla sobre el trabajo detrás de escena. Por los pasillos del Palacio ya hay movimiento, la carga de la ansiedad es notable. El recital está muy cerca, la inminencia de una noche a puro reggae se posa sobre el estadio. En el vestuario los músicos conversan y terminan de ajustar todas las piezas antes de saltar al escenario. Ya es de noche y desde la ciudad de San Luis salen algunos autos con jóvenes que viajan exclusivamente para ver a Kameleba. Afuera del Palacio de los Deportes los villamercedinos ya palpitan la fiesta con sus hijos pródigos que saltaron a la fama reggae. A Media Group acondiciona los equipos, ya hay casetes llenos de imágines y son cambiados por otros que están vacíos para seguir registrando el acontecimiento. Los guionistas siguen anotando en sus cuadernos y entrevistando a los protagonistas. Ya es de noche, y el gran epílogo está muy cerca.

Film del clímax

Pasadas las 22 los fans empiezan a llegar masivamente al Palacio de los Deportes. Serán al menos 1.200 jóvenes que cantarán y saltarán al ritmo de Kameleba. Los músicos siguen concentrados en el vestuario. Leonel Folch, bajista y fundador de la banda, sale a buscar a su familia. Llega en su auto a Almafuerte al 500 y graba para las cámaras de El Diario. Antes, Darío Alturria habla en el escenario. Son los instantes previos, los últimos movimientos. “Tengo mucho amor por la palabra, porque vengo de las humanidades”, dice Alturria. Folch sigue en su casa, con su esposa y su bebé. Están por salir. Mientras tanto, el cantante cuenta cómo fue el primer recital de Kameleba cuando fueron teloneros de Fidel Nadal en Córdoba y habla también de los inicios del grupo, allá por el 2001. “Yo no sé si voy a poder vivir sin subir al escenario (...) Tocar en Villa Mercedes genera mucha tensión previa, porque Mercedes te pide todo”, sigue Alturria, y se acuerda del encuentro que tuvo la banda con el Negro Rada y la grabación posterior de “Yes mi lord”.

Folch sale de su casa con su familia a las 22:45. Las cámaras lo acompañan en el viaje. El bajista conversa sobre esos primeros momentos con el grupo cuando todo era a pulmón. Folch resalta este gran momento de la banda. Se baja del auto y deja a su bebé en la casa de la abuela materna. Ya está rumbo al Palacio de los Deportes. “La gente hace llover, hace llover a la banda”, grafica sobre el escenario todavía Alturria. Folch llega al estadio pasadas las 23, lo reciben algunos fans. Las cámaras siguen de cerca los momentos previos al show. Ya están todos en el vestuario.

A las 23:50 Kameleba salta al escenario y enciende el Palacio. Más de mil jóvenes gritan y cantan. “Maldita Herencia” es el primer tema. La TV registra todo al pie del escenario. Las letras de la banda también son coreadas por el público, que salta y agita sus remeras y banderas con leyendas del grupo villamercedino. Una noche Kameleba. El reggae de la banda destacada por El Diario de la República en el 2009. Las lentes de las cámaras, como retinas de toda una provincia, registraron todo para mostrarlo por dentro. El León del interior rugió una vez más. “Es la búsqueda de ejercicio de derechos”, dice su líder, Darío Alturria.



                                                                                                                                                Pablo Zama.